Navegando en el difícil regreso a Ítaca, por el país que algunos llaman Catalonia, Odiseo “el errante”, visita por la ruta a los amigos de Parkinson (Hades), y compara su estado a los Campos de Asfódelos descritos en la Odisea, donde las almas de los héroes vagaban abatidas entre espíritus menores, que gorjeaban a su alrededor como murciélagos. Solo libaciones de levodopa ofrecidas a ellos en el mundo de los vivos pueden despertarlos durante un tiempo a las sensaciones de humanidad.
El errante, aprovecha su ruta de vuelta y visita a
conocidos que son caseros del “huésped mal parido” en palabras de Salvador
Riera, la enfermedad de Parkinson. El contacto con afectados, en las
asociaciones, reuniones y algún congreso le ha permitido conocer a un gran
número de afectados y sus familiares.
Su primera visita
será a una bella EPIT (enfermedad de Parkinson de Iniciación Temprana). Su casa esta cerca del Camp Nou, es pequeña y
acogedora. La recepción se celebra con alegría, pues en días anteriores la
correspondencia ha sido fluida, y sincera, como para preparar las seis horas
que permanecerá el errante en la casa.
Se habla y se valora una parte del viaje de Odiseo.
Mientras tanto se produce un estadio lógico en esta enfermedad. Es sorteado con
pericia, pero no por ello menos molesto,
agobiante y deshacedor de momentos encantadores.
Despedida y propósitos de nuevos encuentros personales y
virtuales. En el dialogo que he escuchado de su boca, su acento no es muy
pronunciado, su catalán es perfecto, no se si en su casa, cuando hable con su
madre, esta reconocerá que su hija echó raíces en catalonia.
Por el camino, hay 450 kilómetros por delante, relee
Odiseo mentalmente las frases con que se quedó, y que están en los artículos
del libro de testimonios “El Parkinson con nuestras palabras”.
Dice la bella EPIT: “Saber que tenia fue a la vez una
bofetada en mi cara y un descanso. Evidentemente, saber que tienes una
enfermedad progresiva e incurable no es
para dar brincos de alegría. Pero descartar ciertos males cuyo recorrido es
corto y hace desaparecer a gente vital, es un alivio”.
“Tristemente los que debieran estar más cerca no lo
están. Supongo que es una mezcla entre rechazar cualquier responsabilidad y no
saber manejar la situación”.
La segunda visita es la estación de descanso de Pepe, este
recibe a Odiseo, como siempre, con los brazos abiertos y el andar saltarín.
Pepe ya es conocido por los lectores, por la entrada "Tres dias de septiembre" del 27 de septiembre de
2012, donde el errante contó quien es su anfitrión.
Descansa y repone fuerzas es sus habitaciones de paso. Al
día siguiente, “tempranito” el desayuno en el horno La Virgen. Nuevos
razonamientos, estados de ánimo, retos …. es como si fuera el día siguiente de
aquellos días de septiembre. Ambos notamos que nuestros Parkinson trabajan
remando en nuestra contra, por ello, no hemos parado nuestro motor fuera-borda
para ganarle un tiempo. Todo el tiempo. Y lo haremos, ¡vaya si no!.
Los beneficiados de la crisis, los bancos, justamente
unos de los grandes provocadores de esta, tienen en su mano nuestro porvenir.
Estamos a su merced, dejan o no dejan, pero prepárese Ud. que va arregladito.
Aprovechando su paso por la ciudad de la Banda
Primitiva, la visita del “errante” a su
gestor personal es un fracaso. - No, aun no. Esto requiere un estudio. Es lento.
Sí, aunque sea poco, hay que evaluar riesgos.- Bien, pues vaya Ud. a tomar
vientos, señor gestor.
Mientras, una llamada de teléfono. Es del seguidor del “loco de Asís”. Pregunta
cuando tiene prevista su llegada al convento.
Será la tercera visita, y parece
pues, que el errante ha adquirido
demasiados compromisos en un día. Tiene el compromiso de visitar a su familiar
religioso y parkinsoniano.
- - A
las 6, a las 6 estaré ahí.
La despedida de Pepe, es un “hasta el viernes”. La
reunión de los Apropa´t está prevista y organizada para ese día. Las Torres de
Serranos será el primer plato y de segundo la “Utielana”. Como entremés hay
preparada una entrega de recuerdos y carnets. Pepe está muy ilusionado con la
reunión.
La salida de Lliria es rápida, la cita de la comida es en
Valencia. Aun quedaba este compromiso
intermedio. Una comida de excolabradores que son amigos.
- - Paco
está en Lliria.
- - Pues
yo vengo de allí.
Ella hace tiempo que lo sigue en su deambular. Simpática y realista, dice:
- - La
cosa esta muy mal. Poco trabajo, mal asunto.
La comida a dos. Mono tema. La situación
crisis-corrupción. ¿Solución?. No, no se atisba un punto en que se vea cual
será el final de este embrollo, pero casi seguro que los beneficiados no serán
los ciudadanos.
El errante opina que el poder político cedió y ahora es
el poder económico quien impone sus reglas y a quien los políticos están
amarrados. A Paco le da rabia que la situación rompa, sin quererlo pero a la
fuerza, una familia de trabajo. Tendrá que despedir, objetivamente, a
colaboradores de más de 20 años de relación. Unos lo comprenderán. Otros no.
- - ¿Por
qué yo?. Hay otros y tengo que ser yo.
Una situación desastrosa que nadie asume ni a nadie le
cuesta un castigo.
La tercera visita, a esta, ya llega con retraso.
Vicente está esperando en la sala de visitas. La primera impresión
es desagradable. Envejecido, desaliñado, mirada asustadiza.
Abrazo del errante, y rigidez e inexpresión del
religioso.
De no conocer los sintomas que produce Parkinson, uno se
tomaría la recepción como un desaire. No es así, la rigidez, la cara de póker y
el temblor son evidentes. Y al hablar, al hablar se expresa con su gran y aguda
inteligencia. Sí, se expresa, no quiere eso decir que se le oiga. Su voz es un
susurro monocorde, aun con el oído pegado a su boca, se pierden algunas
palabras. La Hipofonía.
El resto del tiempo de visita fue como el título de esta
entrada.
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