Lluna ya está
dando saltos y raspando la puerta. Son las cinco y media. Este cachorro es un
tormento. He recibido ya varios avisos, si no se civiliza un poco la
facturaran. Y yo digo que es una niña curiosa y necesita correr, hacer maldades
y castigarla por ello. Al fin aprenderá.
Subo
acompañado de la negra Lluna a la terraza, y limpio el rincón donde hace sus
cosas. Miro a la calle, empieza el movimiento. Miro hacia La Línea, está
saliendo el sol. El día empezó.
Correa, dos
bolsas de plástico y a la calle. Tan contenta tira, que se ahoga, se atraganta.
La caminata
durara una hora y media. Necesito, es necesario que camine, es obligatorio
caminar y de paso canso a Lluna.
Durante el
recorrido, repaso lo leído la noche anterior en la prensa española, los
chistes, chascarrillos, balones fuera, desmadre, irresponsabilidad, saqueo
bancario, mofa del ciudadano perplejo y hemiciclos llenos de apoltronados
ladrones (es el modelo chulo y creído,
creado por el PP de Aznar), y que don Rigodón Rajoy mantiene,
Noticias sobre
algo tan serio, como ser responsable de la salud pública, y de la propagación
de una epidemia mortal (y nadie dimite, porque la culpa es de los demás).
Noticias con
un grado más de tontería cada día, sobre banderas, identidades, pueblos
opresores, derechos histórico, siglos de historia, héroes épicos, purezas de
sangre, etc.,
Lluna tira
fuerte, y yo compito con ella, tirando en sentido contrario. De repente en uno de los rincones que hay en el
edificio de la iglesia veo un cartón abultado. No es la primera vez. Observo de
reojo, no es conveniente mirar descaradamente, y veo que sobresalen unos
zapatos negros, raídos y agujereados.
A su lado
hay un saco sucio, como todo lo que veo, lleno de trastos inútiles. Lo
reconozco. Antes, cuando me asome en la terraza, lo había visto removiendo en las bolsas de basura.
Es muy fácil,
en el paseo matutino, encontrarse seres sucios, con ojos de mirada perdida, con
caras sin edad y bocas muecas. Estos
seres desaliñados y oscos, aprovechan la
hora en la que los vecinos sacan las bolsas a la calle, y antes que los peones
de recogida al paso del camión vayan cargándolas, hacen su selección de
tesoros.
En la calle
se encuentran a estas horas un número apreciable de mujeres y hombres,
revolviendo en las bolsas de basura, o pidiendo para un “tintico” (café). El
dato de que la población bajo el nivel de pobreza es del 37,2 %, y que el 62 %
de las familias tienen vivienda propia, me cabrea.
Que se
entiende por nivel de pobreza?, que se entiende por vivienda?. En este país, donde sus políticos son calco
de los nuestros, que se llenan la boca de los logros de su política, y que con
la sola mirada durante la caminata por esta ciudad de 40.000 habitantes, uno se
ofende porque ve retratada la falsedad de sus palabras.
A esas horas
de la mañana, los barrenderos están ya en la calle, aunque llueva. Llevan en la
boca una careta de tela, mono azul eléctrico, el carro con el cubo, la escoba y un cono de señalización, con
ruedecitas, atado a su pierna, que arrastran como a un perrito de paseo.
No es
habitual, Lluna hace sus cosas antes de salir, pero hoy he tenido que hacer uso
de la bolsa de plástico para recoger su cosita. Si encuentro un barrendero
depositare mi tesoro en su cubo. Las papeleras y contenedores brillan por su
ausencia. Estos elementos tan comunes en nuestros pueblos y ciudades, son aquí,
elementos efímeros. Los de la calle, los oscos y desaliñados, los sustraen y
los venden para el reciclaje. Y los del reciclaje compran sin sentido ni razón,
elementos nuevos de equipamiento público, o elementos que claramente han sido
afanados descaradamente.
Mi acción de
recoger la deposición de Lluna, es una rareza. La costumbre aquí, sea un
ciudadano ilustrado o analfabeto, es, abrir la puerta de casa, soltar la/s
mascota/s (perros), para que se den una vuelta, hagan sus necesidades en las aceras,
esperar que vuelvan, rasquen la puerta y
supongo que se sentirán satisfechos de haber hecho su primera buena acción del
día.
La vuelta,
es ya más pausada. Lluna ya ha quemado sus fuerzas a la ida, tirando fuerte.
Voy
encontrándome a chicos y chicas uniformados …..
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