«Gracias a la libertad de expresión hoy es posible decir que un gobernante es un inútil, sin que nos pase nada. Al gobernante tampoco».

Jaume Perich (1941-1995). Escritor y humorista

lunes, 9 de marzo de 2015

La gente se salva sola.

He leído un artículo con ese título. Y he reflexionado sobre el acierto de esa afirmación, o el error de la misma. He llegado por fin a la conclusión que depende uno, de uno mismo.

No?. Ya se, ya, no estás de acuerdo. Bueno. 

He llegado a esa conclusión por experiencia propia. Si uno no tiene la voluntad. La valentía. La cobardía. El impulso. Y se queda clavado en el asiento de la silla, sin moverse, ¿Qué le espera?. Si uno le sobreviene una cadena de desgraciados resultados, a los cuales no hace frente, mal lo tiene.

Al igual que a un bebe no se le hace ascos durante el cambio de los pañales. Y un cambio de pañales a un mayor, de pensarlo ya nos repele. Sucede con aquel a quien la desgracia visita. Nos atraren sus éxitos, su posición, su dinero. Nos repele su insolvencia, su sufrimiento, su vestimenta, su llanto.

La mirada del lado “bueno” de la desgracia, es imprescindible. Porque el éxito ya tiene su lado bueno. Y aunque no lo creamos, tiene también su lado “malo”, y no lo vemos porque está cubierto por la euforia del mismo éxito.

El lado “bueno” de la desgracia hay que buscarlo. Se necesita imaginación y dosis importantes de paciencia. Cabe analizar por donde nos ataca esa desgracia y buscar los instrumentos. Estoy convencido que el ser humano los tiene innatos. Tiene el antídoto. Y lo tiene a mano. Solo hay que diferenciarlo y aplicarlo. 

A todo esto, no digo que no tengamos que contar con nadie. No.  Siempre habrá quien estará cerca, pocos, pero alguien habrá. Pero como ya he dicho, uno mismo es su propio salvador. 

He leído el prospecto de mi antídoto, y vale para una cantidad importante de desgracias. Se puede tomar cuantas dosis se necesiten. A primera hora de la mañana para encarar el día o antes de acostarse para un buen dormir. En ayunas o comiendo. Acompañado con agua o un poco de vino o cerveza. Masticado o entero. Puede ser de color verde o tricolor. No afecta a la hipertensión o al hígado. Nada, con toda tranquilidad podemos tomar una sobredosis, no hay peligro de necesitar un lavado de estómago, con una urgente carrera de ambulancia y horas de espera en urgencias.

Su venta es libre. El valor monetario cero. No necesita de receta médica, análisis previo o comenzar y paulatinamente aumentar la dosis. La presentación es sencilla, como de un medicamento genérico se tratara. Sí. La patente nunca fue privada. Estuvo libre para quien la quiera comercializar. Uno mismo, sin cumplir los requisitos establecidos en la Ley 25/1990, de 20 de diciembre, del Medicamento, por el que con carácter previo a la puesta en el mercado de una especialidad farmacéutica  ha de ser autorizada y registrada por la Agencia Española del Medicamento, puede fabricarla e incluso regalarla a quien la necesite.

Para su efectividad necesita del compromiso del paciente.

Sus componentes son: 5%  de aceptación, 5% de cordura, 5% de tenacidad, 5% de ilusión, 15% de paciencia, 15% de humildad, 20% de autoestima y 30% de valentía.

Lo siento, pero llegó la hora de la dosis diaria, voy corriendo, susurrando una canción que cuando desperté la estaba musitando.

Más de cien palabras, más de cien motivos
Para no cortarse de un tajo las venas,
Más de cien pupilas donde vernos vivos,
Más de cien mentiras que valen la pena.


Dedicado a:
Paco Mari y a Vicente Catalá que la semana que viene entran en el quirofano.
Y a Tomas Aznar por su fortaleza.




Tenemos memoria, tenemos amigos,
Tenemos los trenes, la risa, los bares,
Tenemos la duda y la fe, sumo y sigo,
Tenemos moteles, garitos, alteres.

Tenemos urgencias, amores que matan,
Tenemos silencio, tabaco, razones,
Tenemos Venecia, tenemos manhattan,
Tenemos cenizas de revoluciones.

Tenemos zapatos, orgullo, presente,
Tenemos costumbres, pudores, jadeos,
Tenemos la boca, tenemos los dientes,
Saliva, cinismo, locura, deseo.

Tenemos el sexo y el rock y la droga,
Los pies en el barrio, y el grito en el cielo,
Tenemos quintero, león y quiroga,
Y un bisnes pendiente con pedro botero.

Más de cien palabras, más de cien motivos
Para no cortarse de un tajo las venas,
Más de cien pupilas donde vernos vivos,
Más de cien mentiras que valen la pena.

Tenemos un as escondido en la manga,
Tenemos nostalgia, piedad, insolencia,
Monjas de fellini, curas de berlanga,
Veneno, resaca, perfume, violencia.

Tenemos un techo con libros y besos,
Tenemos el morbo, los celos, la sangre,
Tenemos la niebla metida en los huesos,
Tenemos el lujo de no tener hambre.

Tenemos talones de aquiles sin fondos,
Ropa de domingo, ninguna bandera,
Nubes de verano, guerras de macondo,
Setas en noviembre, fiebre de primavera.

Glorietas, revistas, zaguanes, pistolas,
Que importa, lo siento, hasta siempre, te quiero,
Hinchas del atleti, gángsters de coppola,
Verónica y cuarto de curro romero.

(estribillo)

Tenemos el mal de la melancolía,
La sed y la rabia, el ruido y las nueces,
Tenemos el agua y, dos veces al día,
El santo milagro del pan y los peces.

Tenemos lolitas, tenemos donjuanes;
Lennon y mccartney, gardel y lepera;
Tenemos horóscopos, biblias, coranes,
Ramblas en la luna, vírgenes de cera.

Tenemos naufragios soñados en playas
De islotes son nombre ni ley ni rutina,
Tenemos heridas, tenemos medallas,
Laureles de gloria, coronas de espinas.

(estribillo)

Tenemos caprichos, muñecas hinchables,
Ángeles caídos, barquitos de vela,
Pobre exquisitos, ricos miserables,
Ratoncitos Pérez, dolores de muelas.

Tenemos proyectos que se marchitaron,
Crímenes perfectos que no cometimos,
Retratos de novias que nos olvidaron,
Y un alma en oferta que nunca vendimos.

Tenemos poetas, colgados, canallas,
Quijotes y sanchos, babel y sodoma,
Abuelos que siempre ganaban batallas,
Caminos que nunca llevaban a roma.

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