No se si sabréis que un defecto común entre los “parkinsonianos” es el de no respetar los tiempos del sueño. Como si quisieras apurar un tiempo que se escapara aprovechamos y apuramos las horas, y las nocturnas especialmente nos hacen mas despiertos y creativos.
Por supuesto que esto de no respetar las horas de sueño esta mal, es uno de
los caballos de batalla de neurólogos y psicólogos hacia los pacientes,
pacientes que caso omiso, siguen con sus aficiones viejas o recientemente
adquiridas, dejándose caer al amanecer, o ni eso tan siquiera.
los caballos de batalla de neurólogos y psicólogos hacia los pacientes,
pacientes que caso omiso, siguen con sus aficiones viejas o recientemente
adquiridas, dejándose caer al amanecer, o ni eso tan siquiera.
Yo, en mi vida fui poco trasnochador. Ahora, como la canción de Sabina
(ya sabéis que Sabina es mi músico de cabecera), …”que sueño de noche,
que duermo de día”, entre otras, dedico un tiempo a la fotografía. Pero como siempre
digo, a la fotografía natural,sin retoques ni photochops. Una de mis horas preferidas
son las del amanecer. Algún día veré que tal los atardeceres, pero de momento es
el amanecer del nuevo día el que me interesa.
Durante el amanecer, único cada día, y cada minuto y cada segundo, los
matices van cambiando en todo el cuadro que abarca nuestra vista. Imposible
retenerlos, ni vídeo ni fotografía. Es un movimiento de luz imparable y que corre
se escapa y no hay manera de atraparlo.
Laica, me acompaña en los amaneceres, y yo se lo agradezco, ya que así no
tengo la sensación de hablar y admirarme solo del espectáculo. Voy con un ser
vivo, que escucha, que se queda mirando, pero a diferencia de los de mi especie,
no sabe a ciencia cierta si son ordenes o desvaríos de su amo.
Por esa misma razón, Laica no observa el espectáculo. No le da importancia.
Ella va a sus olfateos y sus carreras, y todo sin perderme de vista.
La última escapada para retener alguna
ínfima parte de un amanecer único,
decidí que seria desde el último palmo
de tierra mas oriental de la península.
El Cabo de
La Nao.
El amanecer era el típico de verano, muy
brumoso. No esta mal, pero hace tiempo
que busco una fotografía con el mar hecho
un espejo. Ya la conseguiré. Un contratiempo, el despiste, la cámara fotográfica
sin batería.
- “Muy bien Chaval, perfecto, la alegría de la huerta. Joer, Vicent, cada
día estas mas cachochi, Collons”.
. Mira, la cámara de video tiene la función cámara y además no esta nada mal, es
buena. Probamos, pues. Foto, otra, otras, otras más. Eso de no tener que revelarlas
para desechar lo que no gusta o interesa es un gran invento.
Durante la sesión fotográfica me llamó la atención una gaviota, a Laica también. Solo me
fije que se escondía de nosotros y que como nosotros estaba viendo el espectáculo.
Una vez sentado ante el ordenador aparecen imágenes que en el momento instantáneo
de la toma, ni sabía que tal o cual era mejor toma que la siguiente. Y observo que la dichosa gaviota me ha entretenido más de lo normal.
de la toma, ni sabía que tal o cual era mejor toma que la siguiente. Y observo que la dichosa gaviota me ha entretenido más de lo normal.
Y las fotografías muestran una gaviota
bajouna farola que ya no tiene luz,
observando la impresionante explosión
de luz que viene hacia nosotros y que
a diferencia de cualquier
otra explosión no nos asusta, no nos
hace huir, más bien nos cautiva, nos
engulle,porque sabemos que esa luz
es un nuevo día. Y un nuevo día, para
mi es una bendición, sea como sea,
ya que con la actitud que se toma así
será durante todo su transcurrir.
Por supuesto, viendo el espectáculo, no hay mas remedio que decir:
- “Que día mas precioso”.
Feliz día para ti.
1 comentario:
Impresionantes las fotos. Sólo por ese escenario merece la pena madrugar.
Publicar un comentario