Café - Platanos |
El carretillero |
El peatón debe estar, a la vez, atento a los obstáculos de
la acera, ver los productos ofrecidos en cada local, esquivar a los transeúntes
que circulan en sentido contrario y vigilar sus pertenecías. Esto último me
choca, pero es un consejo de los que aquí viven.
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Eres un giri.
Los pasos de cebra están para no respetarlos, los conductores
son así, un peligro para el confiado peatón. Es su código de la circulación propio. La línea
continua o doble continua, esta para adelantar. El stop es pare. Y paran todos, menos las motos, esas
no, esas se meten por doquier, siempre en un tris de provocar cualquier
accidente.
Las gentes, son por lo general, simpáticas y atentas. El
“con mucho gusto” a modo de “¿que desea Ud.?. El “señor” y el “usted”, el “para
servirle” o el “a sus órdenes”.
Delante de una humilde casa, alguien te ofrece una arepa
y un chorizo a la brasa por 1000 pesos.
40 céntimos de euro y besas el cielo. O
unas arepas de chócolo.
El artista |
Mangos y cocos |
Da la impresión que la gente vive el momento. Que con la
música, el paseo por la zona comercial, tomar un tinto (café), una empanada, un
buñuelo, un aguardiente, una Pony-Malta. Las pequeñas mesas de los estancos
(barecitos) llenas de botellas de cerveza Poker, el bebedor va consumiendo, el
camarero sirviendo, pero para nada retira “el cuerpo del delito (consumo)”, no
sea que a la hora de cobrar el pagador este nublado y pierda la cuenta. A las
mujeres sexis, los hombres mirones les van “parando bolas”, es como un día
festivo. Todo en un ambiente bullicioso.
Casa tipica |
El cambio permanente e imperceptible de la geografía terráquea,
tiene en la cordillera andina, rica y majestuosa, un gran ejemplo de actividad,
plegándose por el movimiento de subducción de la placa de Nazca debajo de la Placa
Sudamericana.
Es, para un señorito español, un baño de humildad. De
conformarse. La alegría y la fiesta, trata de alejar la pena, el dolor, la
pobreza, la explotación, la corrupción.
Y las gentes viviendo,
y bajo nuestros pies los Andes septentrionales, como ser vivo, durmiendo.
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