«Gracias a la libertad de expresión hoy es posible decir que un gobernante es un inútil, sin que nos pase nada. Al gobernante tampoco».

Jaume Perich (1941-1995). Escritor y humorista

lunes, 12 de octubre de 2015

Cumplir la sentencia.

Digamos que: mi amigo, familiar, vecino ....

"La acató pero no la compartió".

Esa frase, aqui escrita en pasado, oída tantas veces (en presente) a los políticos, hoy la repito aqui, una vez cumplida, porque en su caso, así fue. Una sentencia dictada en menos de 12 horas y cargando todo sobre una parte, no podía ser.

En lo que no compartió, la recurrió, y volvió a "acatar pero no compartir" la sentencia. Y hoy ha cumplido plenamente su parte,  ha pagado la acatada sentencia judicial dictado en nombre del Rey por la juez de 1a Instancia de Denia y la sentencia dictada en segunda instancia por la Audiencia Provincial.

No debe de nada. Ha cumplido su parte. La parte recurrente "compartiera o no, y acatara o no", ha sido resarcida en sus pretensiones.

No hubo prisión, por lo que no hay foto de acompañamiento a la entrada, ni titulares ni nadie esperaba a la salida una vez cumplida la pena. Pero este ultimo año ha sido una prisión cada día. El embargo ha sido tan inhumano que la supervivencia ha sido gracias a los amigos/as. Ahora corresponde a esa parte resarcida, cumplir la parte de la sentencia que en 2a instancia le enmendo a la juez de Denia la Audiencia Provincial.

Y asi de claro es y debería ser.

Pero no. Despues de burlar, con una caracteritzacio irreal, còmo de teatro, falseando el aspecto fisico. De engañar y falsear pruebas. De falso testimonio y perjurio. Despues de tres años, despues de ser resarcida como parte recurrente, todavía con todo esto, no ha sido bastante.

No. No es suficiente. El despecho no ha sido resarcido y todavía, todavía no se le ha visto morder el polvo.

El desgraciado sigue vivo, con buen aspecto y parece feliz.

La enfermedad no ha causado estragos visibles. La fachada exterior es de alta gama.

Él se hizo el proposito de mantener el tipo hasta el final, no dejarse ganar, a no dar pena ni provocar compasión.

Al hecho que nadie vea sus debilidades y sufrimientos.

A no lamerse las heridas en un rincón.


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