El día 9 de
febrero habría cumplido 40 años de trabajo en el Servicio Municipal de Aguas
Potables del Ayuntamiento de Benissa. Las circunstancias de la vida solo permitieron que fueran 34 años y 11 meses.
Durante esos
12.752 días, escribí una parte importante del libro intangible (de momento) de
mi vida. Una historia que necesita de reposo y un poco de maduración.
Cuando
accedí, el 9 de febrero de 1976 (alta SS 1.03.1976), la
plantilla del ayuntamiento era muy reducida. Los sueldos en la administración,
eran más bajos que en el mundo laboral. Nadie quería ir a trabajar al
ayuntamiento. Ni al Servicio de Aguas Potables, ni a ninguna de las plazas
vacantes. Teníamos mala fama.
Con el
crecimiento de Benissa, la plantilla municipal creció para dar cobertura a las
crecientes necesidades de servicios
comunitarios. Generalmente, y en un primer momento, fueron las chicas quienes tomaron posesión de las
plazas que se iban convocando, certificándose así, la revolución en el mundo
del trabajo, por la entrada de la mujer en el mundo laboral.
En un periodo de mi vida laboral me relacione con un gran número de trabajadores, incluso fui Delegado de Personal y miembro del Comité de Empresa. El crecimiento antes mencionado de la plantilla, me fue distanciando del conocimiento personal de mis nuevos compañeros de trabajo.
En un periodo de mi vida laboral me relacione con un gran número de trabajadores, incluso fui Delegado de Personal y miembro del Comité de Empresa. El crecimiento antes mencionado de la plantilla, me fue distanciando del conocimiento personal de mis nuevos compañeros de trabajo.
Durante mi
relación laboral coincidí con 4 alcaldes y una larga lista de concejales. Con
el tiempo fui viendo cómo, aquellos que
habían entrado voluntariamente, se iban profesionalizando. Se apoltronaban y
traducían los votos percibidos, como aplausos a su gestión. Nunca exprese
opiniones ni preferencias políticas. Eso sí, se me etiquetó. Y pasé por todas
las tendencias políticas, y todo por cumplir con mi trabajo.
Durante esos
34 años, he sido testigo, actor y sufridor de hechos, decisiones y trato
personal que a toro pasado, parecen
cosas minias, pero que socavaron la admiración o la confianza en algunas personas con las que trabajaba (léase
político), votado por los ciudadanos de Benissa cada 4 años.
Conocí a concejales
con espíritu de servicio y entrega desinteresada. Conocí a concejales cuyo
único interés era solucionar cuestiones de interés propio o familiar. Conocí a concejales indignos y rastreros.
Conocí a concejales de oídas, su presencia por el ayuntamiento se limitaba a
dar el sí, el no, o abstenerse en los Plenos, aleccionado previamente y cobrar
sus asignaciones.
Me quedo con
los primeros.
Haber
trabajado en, y para mi pueblo me satisface. Tuve suerte. El departamento de Aguas
Potables, donde fui asignado desde el principio, me proporcionó conocimientos
apasionantes y afán por modernizar los equipos e instalaciones.
Domingo Iborra, Pepe Ribes y Desiderio Olcina, marcando el trazado de la tuberia de Benigembla a Benissa - 1975-76 |
Hoy, desde
el sitio donde el devenir de la vida me ha colocado, añoro a mis compañeros y la pasión con que acometíamos mejoras pioneras. Pero, a falta de ello, al mismo tiempo, me alegro porque los
que allí quedaron, prosiguen.
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