«Gracias a la libertad de expresión hoy es posible decir que un gobernante es un inútil, sin que nos pase nada. Al gobernante tampoco».

Jaume Perich (1941-1995). Escritor y humorista

miércoles, 24 de febrero de 2016

12.752 dias, que són, 34 años y 11 meses.


El día 9 de febrero habría cumplido 40 años de trabajo en el Servicio Municipal de Aguas Potables del Ayuntamiento de Benissa. Las circunstancias de la vida  solo permitieron  que fueran 34 años y 11 meses.

Durante esos 12.752 días, escribí una parte importante del libro intangible (de momento) de mi vida. Una historia que necesita de reposo y un poco de maduración. 

Cuando accedí, el 9 de febrero de 1976 (alta SS 1.03.1976), la plantilla del ayuntamiento era muy reducida. Los sueldos en la administración, eran más bajos que en el mundo laboral. Nadie quería ir a trabajar al ayuntamiento. Ni al Servicio de Aguas Potables, ni a ninguna de las plazas vacantes.  Teníamos mala fama.

Con el crecimiento de Benissa, la plantilla municipal creció para dar cobertura a las crecientes necesidades  de servicios comunitarios. Generalmente, y en un primer momento, fueron las chicas quienes tomaron posesión de las plazas que se iban convocando, certificándose así, la revolución en el mundo del trabajo, por la entrada de la mujer en el mundo laboral.

En un periodo de mi vida laboral me relacione con un gran número de trabajadores, incluso fui Delegado de Personal y miembro del Comité de Empresa. El crecimiento antes mencionado de la  plantilla, me fue distanciando del conocimiento personal de mis nuevos compañeros de trabajo.

Durante mi relación laboral coincidí con 4 alcaldes y una larga lista de concejales. Con el tiempo fui viendo cómo,  aquellos que habían entrado voluntariamente, se iban profesionalizando. Se apoltronaban y traducían los votos percibidos, como aplausos a su gestión. Nunca exprese opiniones ni preferencias políticas. Eso sí, se me etiquetó. Y pasé por todas las tendencias políticas, y todo por cumplir con mi trabajo.

Durante esos 34 años, he sido testigo, actor y sufridor de hechos, decisiones y trato personal  que a toro pasado, parecen cosas minias, pero que socavaron la admiración o la confianza en  algunas personas con las que trabajaba (léase político), votado por los ciudadanos de Benissa cada 4 años.

Conocí a concejales con espíritu de servicio y entrega desinteresada. Conocí a concejales cuyo único interés era solucionar cuestiones de interés propio o familiar.  Conocí a concejales indignos y rastreros. Conocí a concejales de oídas, su presencia por el ayuntamiento se limitaba a dar el sí, el no, o abstenerse en los Plenos, aleccionado previamente y cobrar sus asignaciones. 

Me quedo con los primeros.

Haber trabajado en, y para mi pueblo me satisface. Tuve suerte. El departamento de Aguas Potables, donde fui asignado desde el principio, me proporcionó conocimientos apasionantes y afán por modernizar los equipos e instalaciones.

Domingo Iborra, Pepe Ribes y Desiderio Olcina, marcando
el trazado de la tuberia de Benigembla a Benissa  - 1975-76
Solo hay un problema que persiste, y es el más importante. La materia prima, el agua, es escasa y la dependencia de los ciclos húmedos y secos no está solucionado, aunque se va camino de ello. 

Hoy, desde el sitio donde el devenir de la vida me ha colocado, añoro a mis compañeros y la pasión con que acometíamos mejoras pioneras. Pero, a falta de ello, al mismo tiempo, me alegro porque los que allí quedaron, prosiguen.

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