El Día del Padre está reconocido como Día Internacional, y aunque
la mayoría lo celebran el tercer domingo de junio, no tiene una fecha concreta
para todos los países y no todos tienen el mismo título.
A modo de ejemplo
citare tres países bien conocidos:
Estados Unidos el tercer domingo de junio.
Brasil el segundo domingo de agosto.
Australia el primer domingo de septiembre.
En España fue José Fernández Rodríguez, Director Gerente de
Galerías Preciados (para los más jóvenes, el competidor en los ´70 y ´80 del
siglo pasado, de El Corte Ingles), el que en 1953 se convirtió en el
propagandista de la idea que en 1948, Nely (Manuela Vicente Ferrero), concibió
para celebrar un día festivo para agasajar
a los padres de sus alumnas. Más tarde se sumó Ramón Areces Director Gerente de
El Corte Ingles y futuro propietario de
Galerías Preciados.
El Día del Padre pues, es una fiesta, en España, con unos principios
comerciales. Un reclamo bien colocado entre el consumismo de la Navidad y las
posteriores rebajas y el Día de la Madre.
Casi todos los días del año están declarados días
internacionales de algo, algunos de ellos con unos objetivos muy interesantes y
loables y necesitados de potenciar, de los que se pasa sin pena ni gloria, todo porque no venden.
Voy a centrarme en el significado de PADRE, porque ya me
empiezo a ir por las ramas.
Nuestra cultura judeo-cristiana, da a las figuras
del padre y de la madre una relevancia especial. Véase que uno de los
mandamientos grabados en las tablas con las que Moisés bajó del monte Sinaí,
decía:
Honra a tu padre y a tu
madre, como Yahvé tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y
para que te vaya bien sobre la tierra que Yahvé tu Dios te da.”
Y me dirán: “Yo no soy
ni católico, ni cristiano, ni creo en Cristo que lo fundo”. “A que me viene
este con el cuarto mandamiento?”.
Bien, olvidémonos de la
religión, de Yahvé, del Papa y las tablas de Moisés. Te propongo, amigo que me
lees, que opines en un comentario a esta entrada, y digas si son razonables las
siguientes propuestas:
Los hijos:
-
Respeto filial para con los padres, que también engloba las relaciones
entre hermanos y hermanas.
-
Gratitud.
-
Obediencia a los padres mientras el hijo/a viva en su casa y cuando es para
su bien o para el bien de la familia, excepto cuando la obediencia exige
que el hijo/a haga algo moralmente equivocado.
-
Cuando los hijos sean grandes y los padres ancianos, ofrecer, si fuera
necesario, apoyo material y apoyo moral
a sus padres envejecidos, especialmente en tiempos de enfermedad, de soledad,
desánimo e incapacidad.
-
No negar o renegar de los padres.
-
Proveer y cubrir durante el tiempo de minoría de edad, de las necesidades
para su bienestar. Dar educación moral y
formación cívica a los hijos.
-
Respeto a los hijos como a semejantes y como personas humanas.
-
Disciplina adecuada para los hijos, pero teniendo el cuidado de ser justo.
-
Aconsejar, no presionar para escoger una determinada profesión,
opción, cónyuge, etc.
-
Ser un buen ejemplo para sus hijos.
-
Reconocer los propios defectos delante de sus hijos para orientarlos y
corregirlos.
Dime si te parecen razonables.
Los ancianos, hoy, y gracias al sistema de pensiones,
son en la mayoría de los casos, suficientes. Pero hay un grupo muy elevado, a
los que se les llama dependientes, que necesita que los poderes públicos les
ofrezcan, aquello que los que pueden no asumen, o no les da la gana poder asumir.
No hace mucho, los ancianos vivían con sus hijos, y dependían
de ellos, porque carecían de una pensión. Hace menos, los hijos vivían con sus
padres porque no les llegaba a fin de mes el subsidio de desempleo.
Yo, que soy hijo y padre, pienso en la diferencia que
los tiempos han ocasionado de unos a los otros.
Mis padres, cuando fue el tiempo se ocuparon de sus
mayores, al mismo tiempo que se ocupaban
de nosotros, sus hijos. Mi padre echaba 12 horas de trabajo cada día.
Pocos caprichos nos podía ofrecer, pero si, alimentación, vestido, estudios,
ejemplo .,…
Mis hermanos y yo, hoy nos ocupamos de nuestros
padres, ante todo por gratitud y por el ejemplo recibido.
En cambio, mis hijos compraran, y no será a mí, un
perfume en Druny, una cartera de Hugo Boss, un pañuelo de Emidio Tucci en El Corte Ingles o regalos de más fuste, como
un crucero por el Mar Menor, o un amarre
en Puerto Banus, o cualquier otro regalo de precio desorbitado, dándole la
razón de ser a la celebración, y con el objetivo para el que se instituyeron, con
ello creerán demostrar su amor perpetuo.
Desde hace algún tiempo vengo conociendo casos increíbles. Hay
hijos que deben todo a su padre, pero las circunstancias de la vida, sacan a
relucir una saña especial contra el progenitor y olvidan al padre de sus
primeros 25 años. Otros creen poder borran las huellas del ADN en forma de
cambio de apellidos. Otros niegan el acceso a un hijo autista o a conocer a una
nieta o biznieta. Otros participan del macabro juego de inventar mentiras y
oprobios. Otros practican la tortura psíquica con el padre enfermo. Otros se
declaran imparciales y se dedican a buscar como despojar de los medios de
subsistencia al padre.
Y el padre, ante tanta
saña, pensara que no cumplió como tal.
Yo, por lo tanto, visto lo visto, de mi me
ocupare yo.
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