“Xabia / Jávea amanecer de España”. Era la frase rotulada en las tarjetas postales de los años
sesenta y setenta. Ahora ya no se ve tanto. La modernidad quita viejos
eslóganes. Pero no por eso, no sigue
siendo así.
Si tienes ocasión, amigo lector, no puedes perderte una caminata desde la cruz del Portichol hasta la punta del Cap Prim. Voy de vez en cuando con Laica. Busco que sea temprano y a ser posible antes de salir el sol.
Si tienes ocasión, amigo lector, no puedes perderte una caminata desde la cruz del Portichol hasta la punta del Cap Prim. Voy de vez en cuando con Laica. Busco que sea temprano y a ser posible antes de salir el sol.
Aun no
hemos dado unos pasos, la senda se bifurca y siempre la tengo que llamar.
- Laica, por aquí.
Ella ni
caso. Sera que le gusta ir primero hacia la cala de la Barraca.
La
senda
hacia la Barraca tiene un suave descenso. De ella salen bifurcaciones
que
nos llevan hasta distintos puntos del acantilado. Volviendo a la senda
principal y al final de
esta, nos encontramos con un balcón, y ante nosotros, la isla del
Portichol. A su derecha el farallón
del Cap Negre, protegiendo la cala de la Barraca. A nuestra izquierda
una ensenada en la que brotan unas
curiosas rocas formando como unas ondas, son “Els Pallers”. A veces,
el agua de esa ensenada, es como un espejo. Quieta, tan quieta que
se refleja en ella las paredes del
acantilado.
Laica
va por el mismo borde del cortado, yo la veo y casi sin voz la llamo.
No
tiene sentido del peligro el puñetero animal y a mi me asusta. Procuro salir de
allí pronto, ya que sigue sin hacerme caso, y yo ya la veo, derrapando, y
cayendo al vacío.
Si está
amaneciendo, y el sol despunta en el
momento en que nos encontramos en ese lado de la ruta, el contraste del mar y
los contornos de la isla del Portichol, pueden dar al fotógrafo gratas
sorpresas.
Volvemos
atrás. Laica va muy por delante mio, pero cuando me pierde de vista se da la
vuelta, y cuando me tiene a la vista, espera unos segundos, sentada, pero solo
eso, unos segundos.
Cuando
llegamos a la bifurcación, Laica, ya sabe que hay que dirigirse hacia la
señalizada como Cap Prim. EL camino aquí es, ¡cuidado!, muy inestable, a veces
intransitable. La lluvia y el paso humano han desgastado la senda de tal modo
que a veces parece más para el transito
de un rebaño de cabras.
En la
vegetación de la zona predomina el pino. Un pino enano y redoblado sobre sí
mismo. El romero, la aliaga …
Al
final de la senda, un gran peñasco que se asemeja a una “Mona”, a un pan
quemado, la punta del Cap Prim.
Paco Muñoz, es su canción “Cap Prim” dice que: “ … de tantas plumas blancas es de
nieve cuando viene la noche”. Es cierto, gaviotas hay, y seguro que la
apreciación del cantautor es cierta.
Desde
esa punta del cabo, y ante nosotros, la bahía de Xabia:
El cabo de san Antonio, como un brazo de la
cara del Montgó (Cristo), escarbando en el mar Mediterráneo.
El polémico puerto pesquero-deportivo, con
pretensiones de ampliación, contestadas contundentemente por los habitantes de
este pueblo.
El
primer y segundo Montañar, antigua cantera de piedra tosca, fundamental en las
construcciones de la población de Xabia
y algunas del interior. Y salteando, la playa de la grava, la
desembocadura del rio Gorgos, la playa del benissero, la cala Blanca, la
Caleta.
Y el
Arenal, la playa por excelencia. Playa que en los últimos años los temporales
han transformado, dejando un tramo muy
escaso de arena del que yo conocí.
Y la
cala Sardinera, donde los pretenciosos almirantes madrileños y valencianos,
anclan sus yates, yatecitos, botes y botecitos, al abrigo del oleaje que el Cap
Prim proporciona.
Después
de admirar, volvemos, … despacio, ya se ha dicho como esta el camino.
El Cap
Prim, el Cabo san Martin, la isla de la Mona y el territorio de su alrededor, un
milagroso acierto de los xabieros y la familia Pons, preservando la zona de
cemento, ladrillo, asfalto y destrucción de una de las zonas mas
extraordinarias de la Costa Blanca.
El
viernes seré un orgulloso benissero mostrando a mis compañeros del programa
Apropa´t de la Asociación Parkinson de Valencia, estas maravillas.
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