«Gracias a la libertad de expresión hoy es posible decir que un gobernante es un inútil, sin que nos pase nada. Al gobernante tampoco».

Jaume Perich (1941-1995). Escritor y humorista

domingo, 22 de noviembre de 2015

Profiles in Courage

Hoy, 22 de noviembre se cumplen 52 años del asesinato en Dallas, a sus 46 años, de John F. Kennedy  (JFK), el presidente más joven que hasta el momento  había accedido a tal cargo en los EEUU,
 
Recordar cosas sucedidas a mis 6 años, aun haciendo un esfuerzo, no encuentro muchas.  Y una de las pocas que recuerdo, y se que tenía esa edad porque está suficientemente documentado, fueron los hechos alrededor del asesinato de JFK en Dallas.
No se si sería por la novedad del primer aparato de televisión en casa, un Telefunken de 19 pulgadas en blanco y negro, o el presenciar, en repetidas ocasiones la escena en el vehículo oficial de JFK a Jaqueline Kennedy levantándose y abalanzándose sobre su marido herido por el atentado que le costó la vida, o por las escenas del entierro, una de tantas, John F Kennedy Jr. de tres años, saludando militarmente, no se si por todo eso,  el nombre y la figura de JFK se convirtieron para mí en uno de mis contados mitos.

Su asesinato es uno de los enigmas de la historia nunca aclarados. No es descabellado concluir, como así lo hizo el Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre Asesinatos (U.S. House of Representatives Select Committee on Assassinations) o (HSCA), que en 1979 concluyó, que pudo tratarse de una conspiración.

Seguramente su juventud e idea de un nuevo orden mundial chocaban con los viejos y, porque no, actuales intereses de la industria armamentística. 
Su corto período presidencial no produjo grandes cambios en la política estadounidense, aunque se le tiene una admiración al mismo nivel que a Abraham Lincoln, George Washington y Franklin D. Roosevelt. Será debido a  su carisma, las intenciones expuestas es sus discursos, y el truncado cumplimiento de sus ideales, lo que le da ese aire de estadista mítico.  Entre sus discursos se cita con asiduidad un párrafo del discurso inaugural de su mandato: 

Y así, mis compatriotas estadounidenses, no se pregunten lo que su país puede hacer por ustedes; pregúntense lo que ustedes pueden hacer por su país. Mis compatriotas ciudadanos del mundo, no pregunten lo que Estados Unidos puede hacer por ustedes, sino lo que juntos podemos hacer por la libertad del hombre.”, 

Quiero centrarme hoy en una de sus obras escritas, el titulado “Profiles in Courage”, cuya traducción seria “Perfiles de coraje”, y por el que se le concedió el Premio Pulitzer en la categoría Biografía en 1957. 

El libro describe actos realizados por ocho senadores estadounidenses. Es un alegato sobre el valor e integridad política de unos políticos, que aún a costa de severas críticas y de la pérdida de su popularidad, por coherencia política o personal, mantuvieron una posición contraria a la de su partido, o a la opinión de sus electores.

Como siempre, cuando leo una efemérides, sea de un hecho  o un personaje históricos, indefectiblemente me viene a la mente alguna analogía con mis recuerdos, vivencias y similitudes actuales.  Busco personajes públicos o políticos que han manifestado posiciones contrarias a las organizaciones a las que pertenecen o la vida pública en general. Recuerdo al profesor José Luis López Aranguren, que perdió la cátedra de Ética y Sociología de la Complutense  a perpetuidad.  Los profesores Agustín García Calvo y Enrique Tierno Galván también fueron purgados por las autoridades franquistas tras las protestas estudiantiles iniciadas en Madrid en 1965.


Los comandantes Luis Otero Fernández y Julio Busquets, miembros de la Unión Militar Demócrata.

A políticos que dejaron sus puestos por divergencias, por convencimiento de que su ausencia mejoraba la situación, en fin, por no pensar, o no estar de acuerdo con las directrices de sus organizaciones, etc.

Adolfo Suarez, Demetrio Madrid,  Gabriel Pita de Veiga, Enrique Fuentes Quintana, Fernando Abril Martorell, Francisco Fernandez Ordoñez, José Luis Álvarez, Narcis Serra,  Antoni Asunción, Manuel Pimentel, José Borrell, Antonio Gutiérrez, Nicolás Redondo, Gerardo Iglesias, Alberto Ruiz-Gallardon, son personajes que por una u otra razón, dejaron sus puestos por disconformidad, o análogas situaciones, siendo su valor recompensado con severas críticas y pérdida de popularidad, incluso su desaparición de la escena pública. 

En la actualidad española, creo yo, no podría escribir, ni el mismísimo JFK, libro alguno sobre héroes como los de su “Profiles in Courage”, no hay disensiones, todos a una, aupando al corrupto, al defraudador, al mentiroso, al inepto. Nadie se mueve. 

Porque como decía Alfonso Guerra: “El que se mueve no sale en la foto”.
En España se escribiría un gran Libro Gordo de Petete con los nombres de los dimitidos por corruptos y listas enteras de nombre de personajes públicos, de cualquier estamento, diciendo sí aunque las tripas se les revuelan. No hay más remedio si se quiere seguir chupando teta.

El título del libro no podría ser otro que el de “Profiles Cowards”, con Pulitzer asegurado.

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