Anormalidad |
¿Quién puede decir que pasara mañana?.
Estoy
escribiendo. Mañana puede ser que lo publique. Pero,¿ podre ?.¿ Quien dice o no
dice’.¿Quien ordena este desorden?.¿ Porque está mal o bien cualquier cosa?.
No sabemos nada. Caminamos a ciegas. Todo va surgiendo. Lo aprovechamos, o no.Lo dejamos pasar, o no nos damos cuenta en algunos momentos.
Parece triste, es verdad, que aunque tenemos lo básico no hay manera de conformarnos. No tenemos un techo en nuestras pretensiones. Cada escalón superado, necesitamos superar el siguiente. Es superior a nuestra fuerza de voluntad.
Hace casi dos meses que no he
escrito dos palabras seguidas.
Alguna orden recibió la sala de
redacción de mi cerebro, desde la sala de dirección. Tal vez: reinicia,
formatea, reordena….
un año para vestirlo |
La capacidad de encaje de los
cambios y nuevas situaciones vitales, dependen ante todo de la actitud
personal. La recepción de las mismas como un reto, una prueba, una nueva
demostración de quien soy, y en fin, hasta dónde puede llegar la fortaleza y la
voluntad personal.
Hace días que no digo nada. La
olla esta en preebullición, algo se cuece en el interior de mi cráneo. En mi
defectuoso cerebro, intacto en cuanto a conocimiento. El “defecto” esta en la
transmisión más o menos lenta de las ordenes.
¿Y todo es eso?. ¿La lentitud?.
¿Dónde está el libro de valoración
de tiempos?.
El caso es que, algo ha sucedido
hoy. Desde la sala de dirección, de
repente, se exige una opinión, una valoración.
-
¿de qué?.
-
¿Pero en qué mundo vives?. De Trump.
- ¿Trump?. ¿Gano Trump?. Y perdona, ¿pero aquí
en España ya se han puesto de acuerdo?.
¿ Dónde has estado Vicent?.
Mariano, hombre, Mariano es el presidente.
Me he levantado de un salto, no
encuentro el ordenador.
¿Quién dice?, es la pregunta.
La respuesta es: mi yo, mi conciencia.
No, ahora es hora de los guiñoles de Trump, Mariano. Le Pen.
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