Al ladrón y sinvergüenza se le acerco una señora vestida de negro. No le gusto, tenía cara de rata. Quería negociar. Un poco tarde, al ladrón le llamó el secretario de la sala.
En el quicio
de la puerta la hija. Un año después.
-Hija, hija,
hija.
Ni le miró.
Al lado,
alguien que él consideraba podía haber hecho un buen papel. Pero aunque
inteligente, es prima.
Al ladrón y sinvergüenza
le gusto el escenario. Siempre le habían gustado las películas de juicios.
-
No
es más cierto que …?.
-
Donde
se encontraba Ud. el día de autos?.
-
Señoras
y señores del jurado ….
-
Visto
para sentencia.
La juez muy
profesional y amable. La abogada de la parte demandante, sabiroga, suficiente y
con una demostrada “experta desconocedora de los síntomas del Parkinson”.
Como no podría
ser de otro modo, los actores actuaron. La abogada con cara de rata califica la
situación del demandado con las siguientes palabras:
“El demandado,
como acreditará la grabación de este acto, no se le ha visto que tenga ningún temblor.
La enfermedad que se alega, en todo caso no le impide llevar una vida normal. Conduce
un Mercedes, un Mercedes (dos veces por si no lo habíamos oído) y otro coche
como se acredita en una fotografía reciente. Viaja y hace una vida social intensa. En su Facebook
podemos ver la clase de vida que lleva”.
Y el ladrón sinvergüenza
se encuentra con su mirada. Él está temblando evidentemente. Las 10 pastillas de la mañana no han conseguido evitar la agitación y la rigidez. La situación no es favorable. Mientras ella hace el comentario se sostienen las miradas. Ella sabe que su comentario es venenoso. Èl cree estar viendo una
cara y una mirada de rata retadora.
Y piensa :
-
Ole
!!!, ole !!! y ole !!!, tu higo chumbo. Ese sí que no tiene un temblor. Tiene
la rigidez de un Parkinson avanzado.
Y bla, bla,
bla …..
Y una
declaración con falso testimonio,
- ¿ Renoce
el traspaso de 15.000 euros desde la cuenta de su padre a la suya?.
-
No,
solo me dejaron 2.500 que yo dedique a la compra del traje de boda.
El ladrón y sinvergüenza
recuerda los 13.000 euros que la perjura
pagó por los muebles. ¿De qué lechuga se desprendieron los susodichos euros?.
La abogada
cara de rata no sabía nada, no entendía nada, no le cuadraba nada, pero al ladrón
y sinvergüenza no lo llamó a declarar.
Buena
estrategia. Dice que es un ladrón y sinvergüenza, simulador de una enfermedad y
no tiene los ovarios para llamarlo a declarar. Sabe que entones no se mantendría en
pie la ratonera.
Alegato de
la defensa. ¿Quién está enfermo?. ¿Aquel que, se ha pintado canas, cojea o lleva una muleta y que
hace visajes de dolor?.
El ladrón y sinvergüenza
debería estar recluido en su casa lamiéndose las heridas, con una depresión y
hundido, para que se le reconozca un mínimo de credibilidad.
A la cara de
rata y a los demás no les deseo un Parkinson.
Les deseo
salud.
Ah !!!. Y no
me tengan lastima. No necesito dar lastima. Se cuidarme solo y estoy preparado
y dispuesto a vivir.
Aprendan
Uds. Es fácil.
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