«Gracias a la libertad de expresión hoy es posible decir que un gobernante es un inútil, sin que nos pase nada. Al gobernante tampoco».

Jaume Perich (1941-1995). Escritor y humorista

miércoles, 19 de agosto de 2020

Yo tengo el virus.


Ya ni me acuerdo. Parece que ha pasado mucho tiempo, pero solo  llevamos conviviendo con el "coronavirus", nueve meses.

 día de hoy, nadie sabe hasta dónde vamos a llegar con este asunto. 

Los mensajes que nos llegan, son inseguros y a veces contradictorios. La gente, por lo general obedece los criterios que se van adoptando, pero sin mucho convencimiento. Las dudas dan motivos para creer en mil y una historias de buenos y malos, de poderes ocultos que quieren cambiar el orden mundial, y encuentran ese caldo de cultivo en las cambiantes y dudosas normas que se dan desde los gobiernos. 
Bajando a nivel de un pueblo como Benissa, de una población de 14.000 habitantes, podemos afirmar que:

- Nadie conoce a ningún vecino de su calle, ingresado o en cuarentena.
-  Nadie conoce a nadie de su calle que haya muerto por el virus. (En estos nueve meses los que se han muerto eran  personas con una larga enfermedad o nonagenarios, edad suficientemente común para que sean candidatos a la desaparición por ley natural. Casi siempre por neumonia-infarto). 
- Los aproximadamente cuarenta fallecidos desde diciembre de 2019, salvo dos o tres excepciones tenían más de 85 años, y bastantes superaban los 90.

Convivo con mi madre de 93 años. La ley natural, así lo entendemos ella y yo, supone, que en más bien pocos años, ella fallecera. Y yo, siguiendo ese mismo orden, lo haré a su tiempo, aunque de esto nadie lo puede predecir.

Dicho todo lo anterior, quiero decir que, aunque nos acostumbramos a los cambios (que remedio), no entendemos, porque ahora, la atención medica la sentimos tan lejana, después de habernos desecho en alabanzas por su actuación desde la aparición de la pandemia.

Y se basa esta percepción en experiencias personales, y son ...
 
- Que se tenga a mayores, mujeres y niños en la calle, habiendo un edificio suficiente para ordenar y acomodar a las personas.

-  Que nuestras necesidades médicas se tramitan por teléfono. Una voz nos pregunta y en base a la respuesta, se establece una cita, presencial o telefónica.

Cita con el medico de cabecera.
- Que según se me comunicó , el día 7 de agosto era el dia que se  había asignado cómo consulta no presencial, el médico me llamaría. 
*Oiga?, no me llamó. 
*"le DOY cita otra vez, para el 28 , ya le llamará el médico. 

¿Será que sí?.
B
El neurólogo.
- Consulta presencial programada de Neurología para el día 11 de junio. Me llama un neurólogo unos días antes:
*"mire, que su neurólogo ya no está. 
*"pues yo necesito hablar sobre la medicación que me prescribió para mi enfermedad de Parkinson."
*"Aquí veo que está en trámite de posible operación", 
*"si señor, pero me han dicho que la lista de espera es de unos dos años. Antes que el 'coronavirus' lo acaparara todo. 
*"pues hay que esperar".  
¿DOS AÑOS?.

La colonoscopia.
- *"¿Y la colonoscopia que se pidió en abril?. 
*"No tiene fecha, ¿esta ud peor?". 
*"Tuve un pólipo hace un año y medio y me dijeron, revisión anual. Y voy por dos años". 

La hoja de prescripciones.
- Pregunto cuando puedo pasar por la hoja de prescripciones. 
*"Eso va ud a la farmacia, allí ya lo saben". 
*"Yo las quiero en papel". 
*"No, no señor, eso ya no se hace". 
Llamo otra vez. Otro telefonisto me dice que de 11.30 a 14.00 lo puedo recoger en el Centro de Salud. Allí me dan el alto en la puerta, cual delincuente pillado infraganti por la Guardia Civil, y me apunta con algo parecido a una pistola a la frente. La temperatura, señor.

Todo lo hablado por teléfono, sin saber claro si hablo con un medico, un  especialista o con un contratado de verano que no terminó los estudios de administrativo. 

Y estos días he leído el libro "El Parkinson y un servidor" de mi amigo Josep Vidal Pons. En el libro participa de su vivencia y experiencia vital con el Parkinson. Una reflexión de un maestro experimentado en su propia mente y cuerpo, recomendable para todo el mundo, afectados, familiares, cuidadores, médicos y profesionales sanitarios.

El libro no tiene desperdicio, fácil de leer y unas cuantas lecciones para aprender más sobre este mal que él y yo tenemos en común.

Pero a la vista del actual estado de las cosas, las tan necesarias coordinaciones medicas multidisciplinares que tanta importancia tienen para el tratamiento de este mal crónico, la socializacion y contacto entre los afectados. Y ahora mas que nunca, se pondrán a prueba la fuerza de los lazos familiares. Me temo que se va a necesitar de mucho empeño, paciencia e insistencia. 

He pasado de aplaudir a los 'batas blancas', a dudar de que su actual disposición sea la misma. La disposición y actitud,  supongo, son debidas a las directrices de la  dirección de Marina Salud y la  normativa de las autoridades sanitarias.

En fin, encima de la inseguridad por nuestra enfermedad, la inseguridad que nos ha traído el 'virus',  junto a la atención especializadas deficiente suponen un retroceso grave y  un plus mas de sufrimiento para los afectados por el mal de Parkinson.


Vicent Ibañez Mas
Agosto de 2020 


El libro "El Parkinson y un servidor", tiene un coste de 10 euros más gastos de envío. Está escrito en catalán.

Pedir al teléfono-Wassap. +34610828543