«Gracias a la libertad de expresión hoy es posible decir que un gobernante es un inútil, sin que nos pase nada. Al gobernante tampoco».

Jaume Perich (1941-1995). Escritor y humorista

domingo, 6 de mayo de 2012

Papa y Mama.


Coincidiendo con el día de la madre, pasado el día del padre i pasando mucho de celebraciones consumistas, quería decir:

Como digo en la columna de aquí al lado, no seré lacrimógeno en lo que aquí redacte, pero no por ello, dejare de ser emotivo.

Han pasado unas semanas desde que en Benissa se comentara el estado en que se encontraban  los ancianos de la Residencia de Nuestra Señora de los Dolores. Y ya vemos que como todas las noticias, fue y ya paso. Ya no interesa. Nadie se preocupa por ver que soluciones o actuaciones se han efectuado y el señor Alcalde no ha convocado el monográfico para explicar como ha quedado el affaire, creo yo, más grave, ocurrido  en Benissa en muchos años.  

Pocas cosas ya me producen vergüenza, pero con todo aquello que se refiere a niños y ancianos siento una repulsión especial hacia los responsables. Y en este asunto los hay y me repelen. Ya sabemos que siempre llega un hombre de las galaxias y resulta que con sus gafas unipersonales ve otras situaciones. Verdes prados,  con angelitos y abuelitos con batas blancas tocando liras, alabando el trato angelical del  escaso y explotado personal.  Solo deseo, que en su ancianidad, beban algún trago del líquido amargo que han o están propiciando a los actuales residentes. De corazón les deseo un traguito largo. 

Espero que no tengamos, nunca, necesidad de sus delicados servicios.


El Papa y la Mama. Así llamamos en mi casa a nuestros padres. De tú y sin protocolos de usted, o lo que usted mande y demás pamplinas, que no por ello suponen mas respeto.

El día de san José, sentado en una de las cabeceras de la mesa mi padre, en la otra yo (es la ubicación habitual), y a cada lado una parte de nuestra extensa familia, los observe. Antes, con mi manía de ramonear por despensas y neveras los había observado. Y ahora aquí sentado  escribiendo vuelvo a visualizar ese día.  Me centro en sus conversaciones y su transitar por los espacios de la casa, antaño grande, con siete habitantes, ahora grandísima para solo dos.

Mirando profunda  y atentamente, veo que aquellos gigantes de mi juventud, son dos pequeños ríos mansos y sinuosos, en  los que  en su discurrir, se han formado  meandros, en sus caras, manos y piel a la vista. Que su cuerpo ha encogido.  Que mi madre no aguantaría mi peso en su espalda, como cuando me sacaba de la bañera al vuelo. Que mi padre, con sus grandes manos, ya no movería las piedras que aprovechaba para construir los márgenes de los bancales de Canoret, donde en  los años de gotas frías se producían “solsides”.

Voy al espejo y me miro. Sí. Yo no soy el zagal esmirriado y casero de entonces. Mi pelo ha ido cayendo y pegándose a otras partes del cuerpo, y en mi cabeza van quedando pocas canas y más claridades.

Hemos andado una parte importante de nuestras vidas, y esa parte ha consumido los cuerpos y empieza hacer mella en nuestras mentes.  

Hoy, por nada especial, quiero decirles, ahora que aun tengo la voz y ellos el oído, que los quiero. 

Quiero decirles que gracias por todos los sacrificios que fueron capaces de hacer por mi, y que yo nunca podre devolverles.

Quiero decirles que fueron el ejemplo donde copie lo bueno que hay en mi.

Gracias Papa. Gracias Mama.
---------------------------
¿Han probado?. Prueben. Díganselo a su padre y a su madre.

¿Les ha costado, o simplemente les parece una cursilada?.

Es un ejercicio que cuesta practicar.

PAPA, MAMA, OS QUIERO.


No hay comentarios: