«Gracias a la libertad de expresión hoy es posible decir que un gobernante es un inútil, sin que nos pase nada. Al gobernante tampoco».

Jaume Perich (1941-1995). Escritor y humorista

sábado, 25 de junio de 2016

Sobre horrores, diásporas y genocidios.


Artículo publicado en el libro de fiestas de Moros y Cristianos de Benissa - 2016

“Y no vino el caballo verde.”

Pedro Nebot empezó la anhelada reforma de la casa que sus abuelos heredaron de su tía Blanca.  La casa estaba situada bajo el Collado de la Garga. La tranquilidad que se respira y las vistas que se aprecian le conferían un especial motivo para dedicarla al turismo de montaña. Su padre nunca invirtió nada en su mantenimiento, por lo que la casa, más bien era una ruina.
Se decidió, la adecuaría y le daría un aire antiguo, con baldosas de barro, vigas de madera toscamente trabajada y paredes piedra-vista en el interior ….  Por supuesto que no la privaría de las comodidades de los tiempos actuales: calefacción, aire acondicionado, puertas y ventanas herméticas, wiffi.  Después haría los trámites para incluirla dentro de  la red de casas rurales de la Marina Alta.

Su vida la dedicaba al campo, había heredado unas buenas tierras con olivares, almendros, algarrobos y una huerta a los pies de la fuente de Vernissa. Todo ello y unos cuantos animales de corral, le daba suficiente para vivir.

De vez en cuando, para salir un poco de su círculo rutinario, hacia algún jornal de peón de albañil. Y con ese aprendizaje y su innata habilidad, estaba dispuesto y se atrevía a reformar la casa de la tía Blanca.

Primero, empezó por sanear y dejar aquello que estaba consolidado. Al recortar la argamasa suelta que rejuntaba las piedras de la pared que dá al éste, su picoleta se hundió en un hueco. Escarbó, no era más que una hornacina que había sido tapiada. Mientras retiraba las piedras, ampliando el hueco, pensó que cualquier oquedad era aprovechable. Retirando todo el escombro, sus dedos tropezaron con una cajita metálica. La retiro con precaución, le quito el polvo y, si no se equivocaba, aquello era oro. En la parte superior, tenía grabadas las iniciales Z.Al-M.

Al abrirla, le sorprendió. Había un pliego de hojas amarillentas, con una caligrafía endiablada. La cajita prometía contener joyas o gemas. Pedro, poco versado en letras, curioseo e intentó descifrar que decía, por si contenía algún mensaje que descubriera algún tesoro, pero nada pudo aclarar. 

Al día siguiente, me llamó:  ¿Estarías dispuesto a traducir unos papeles?. Son un galimatías de letras.

Me puse manos a obra. Con no pocas dificultades, pues la caligrafía era de una persona, que aun con una educación escolar básica, indudablemente sufría un perceptible temblor.
Concluí que el manuscrito decía lo  siguiente:

Me llamo Blanca Nebot Morales, y tengo 88 años. Hasta los 8 años me llamaba  Zahraa Al-Mellini, soy hija de Ahmed Sequien Al-Mellini, el Rey de los moriscos de Vall de Laguart.

Desde los 8 años debo mis apellidos a una morisca, y a un cristiano viejo. Francisco Nebot, mi padre adoptivo  era un hombre de toda confianza de Francisco Gómez de Sandoval, marqués de Denia y duque de Lerma, valido del Rey Felipe III de España. Por su probada honradez le encomendó el control y supervisión  de sus propiedades y del gran número de  moriscos del que era señor, en los Valles de Laguart  y del Pop.

Mi padre, el adoptivo, me conto, al día de mi 15 cumpleaños, mi procedencia y la necesidad de mantenerla en secreto. Durante los días siguientes me desgrano los motivos por los que su Señor, el marqués de Denia y el  Rey Felipe III decidieron, por fin, la expulsión, y los hechos acaecidos, de los cuales yo recordaba cuatro o cinco visiones, como fogonazos de arcabuz.

Ahora, que mi cabeza, a pesar de mi edad, esta lúcida, no me resisto a dejar en el olvido lo que viví. Una parte me la contó mi padre adoptivo, la otra, la más sanguinaria, la viví yo.  Lo que a continuación cuento, fue lo que sucedió en los días más aciagos y vergonzosos que mancharon de rojo mi tierra y mis valles, los de la Marina Alta. 
Oí de pequeña que todo el mal empezó en Granada. Allí, el último de nuestros reyes consintió el bautismo obligatorio y abrazar la fe cristiana. La confinación en zonas aparte y cerradas en las poblaciones, las tierras asignadas eran pobres y solo se  les dejaba practicar la albañilería, la agricultura, la medicina y algunas ramas de la artesanía. Se les tenía agotados con el pago de exenciones. 
O todo eso se aceptaba o tenían que tomar el camino del exilio.
Contaba mi padre que unos bravos granadinos se rebelaron en  las Alpujarras, cosa que puso en guardia a los señores cristianos, los cuales consideraban si no seríamos los moriscos la quinta columna de los piratas berberiscos, los cuales asolaban continuamente toda la costa mediterránea.

En la corte del Rey había presiones para que se procediera a la expulsión  por el peligro que entrañábamos. Otras voces apoyaban que se prosiguiera la evangelización, pero con sacerdotes y religiosos doctos y ejemplares, porque era notorio que por no serlo los que hasta ahora lo habían  ocupado, no habían conseguido la integración.
                                                                        
El dia 22 de septiembre de 1609, en cada uno de los pueblos de la Marina Alta unos enviados reales, leen en las plazas, la increíble orden real: en tres días teníamos que presentarnos en algún puerto como el de Denia o Xàbia.

Solo podíamos llevar aquellos bienes que con nuestras manos pudiéramos arrastrar, y amenazaba con la pena de muerte a aquellos que escondiéramos o destruyéramos el resto, ya que el Rey, ordenaba que las propiedades y muebles que no pudiéramos llevar con nosotros, quedaran en propiedad de los señores de los fuéramos vasallos.

Una vez que se fue haciendo efectiva la expulsión en distinto lugares del reino. Fueron tomando conciencia de que la realidad se imponía, y que la expulsión era real y efectiva. Cuando comprendieron que iban a quedar sin nada, que tan solo podían  llevarse lo que pudieran transportar con sus manos. Que sus casas, tierras, animales y demás propiedades serian confiscados. Y que iban a parar a un territorio desconocido y hostil,  pues no eran bien recibidos,  y sin un futuro claro, entonces se produjo un movimiento imparable.

Los alfaquíes, Pollopi y Borom, reverenciados por las gentes, predicaban la magia de la que estaba protegido el Valle de Laguart. Los cristianos nunca podrían atacarnos a los moriscos, puesto que si llegaban armados, inmediatamente quedarían cegados y perderían la vista, por lo que los arcabuzazos no harían blanco. Y mientras los cristianos estaban cegados, vendría en su amparo  un caballo verde. En la sierra se hallaba hundido un guerreo y su corcel, porque, siglos antes, luchando contra el ejército del rey don Jaime, un gigante y poderoso guerrero llamado Alfatami había caído allí con su caballo de color verde, quedando ambos sepultados. Pero que, llegado el momento, guerrero y corcel se levantarían para defendernos a los moriscos de los cristianos, si éstos se atrevían a volver a invadir el valle.

A mediados de noviembre de 1609, un elevado número de hombres, mujeres y niños, provenientes de medio centenar de lugares distintos, se concentraron en el valle, confiados en la protección del Cavall Verd, y se aprestaron a resistir con las escasas armas que tenían. Mi padre y yo, dejamos Confrides donde teníamos una mísera vivienda. Sobrevivíamos de los trabajos de temporada que realizaba mi padre, molinero y esquilador. Así junto a los del valle de Guadalest, nos desplazamos a reunirnos con los demás.

Ante tal multitud, éramos unos veinte mil, acampados en la Vall de Laguart, y la falta de una mínima organización, los hombres mas destacados nombraron y proclamaron a un caudillo (dándole nombre de Rey) y este fue Gerónimo Millini, mi padre, quien por aquellas fechas tendría unos 50 años. Conscientes de la pobreza del armamento que poseían, hondas, piedras y alguna ballesta, mi padre se afanó en movilizar a la fortificar el Valle de Laguart y poner en orden en la gente. Nombró, de los provenientes de cada valle, un capitán, un alférez y sargento.

Se repartían los puestos de defensa a los hombres con experiencia de guerra que, entre los veinte mil, no llegaban a ocho mil. El recuento del arsenal dio como resultado: quinientas bocas de fuego, casi todas pedreñales, pistolas y escopetas: y dos mosquetes, con unos pocos arcabuces. Tenían un experto en el trabajo de la pólvora; pero hacia la pólvora tan recia, que reventaba los cañones, los cuales remendaba un cerrajero aragonés que estaba con ellos.

No se cumplió la profecía, los acampados en el Valle de Laguar, no se hicieron invisibles y se enfrentaron a cinco mil soldados. El resultado de aquel combate desigual fue evidente: el ejército  masacró a miles de moriscos, unos fuimos a buscar refugió en los escarpados riscos del Cavall Verd. Arrastrando lo poco que cada uno llevaba. Las mujeres, viejos y niños, con las manos ensangrentadas, agarrándose

a las aliagas o en los huecos de las peñas, en una huida desesperada hacia lo alto. Allí, durante unos días esperando en vano el milagro que nos salvara. Por fin, el ejército consiguió que 11.000 moriscos se rindieran el 29 de noviembre de 1609 en el Cavall Verd, algunas madres preferían despeñarse con sus hijas por los barrancos antes que caer en manos de los cristianos. Los que sobrevivieron llegaron a tan increíble miseria que no sólo los padres por hambre daban sus hijos a los cristianos que conocían, más aún, los vendían a los soldados extranjeros por un trozo de pan y por un puñado de higos. Por los caminos los llevaban medio arrastrando a los puertos de Denia y Xàbia, les robaban,  les quitaban los hijos, violaban  a las mujeres, les despojaban de la ropa con que vestían; y llegaban tan desvalijados, que unos medio desnudos y otros desnudos del todo, y si no llegaban muertos antes,  se arrojaban al mar por llegar a embarcarse...

Recuerdo las últimas palabras de mi padre, antes de morir a los pies del tercer peñón. Estaba defendiendo un paso para que los niños y las mujeres pudieran huir, cundo hubieron pasado todos me dijo: Tú no te muevas de aquí. Recuerda nuestro juego favorito. Siempre ganabas. Tiéndete, tapate medio cuerpo y no te muevas, ni respires, hasta que solo oigas por el día las cigarras, o por la noche los grillos.
No sé cuánto tiempo paso, y si cuando me levante  eran  grillos o cigarras.

La visión era terrorífica, había cientos de cuerpos ensangrentados, troceados, muertos, todos muertos. Muchos muertos.

Allí solo estaba yo y el Cavall Vert,  que para desgracia de todos no se había levantado.

Como alma en pena deambule no sé cuánto tiempo. Ni se cómo aparecí en casa de mi padre adoptivo.

Hasta que mi viejo cuerpo de 73 años aguantó, subía cada domingo, y recorría la cresta de la montaña desde el “Collado de la Garga”, hasta el primer peñón del “Cavall Verd”. En cada peñón o punta de la cresta, unas carrascas, luchaban, y lo hacen aun,  por mantenerse vivas. Y entonces recordaba que allí amontonaron después los cadáveres de los millares de muertos que aquellos días sembraron la montaña.

Las carrascas se alimentan pues, de los muertos, dándoles vida. Y por la tortuosa senda, se entrecruzan zonas donde grandes piedras rectangulares y pulidas, se asemejan a lapidas funerarias sin nombre.  Las mujeres no murieron en lo alto, si no fueron apresadas antes, se despeñaron, y lo hacían abrazadas a sus hijas, si las tenían, antes de caer en manos de la soldadesca.

Y el Cavall Vert no se levantó.

En nombre de mi Ala o en nombre de mi Dios, el de los cristianos, se ha derramado mucha sangre inocente.

Dios nos perdone.

EPILOGO:

Amigo lector si has llegado hasta aquí, te lo agradezco, la narración que acabas de leer, puede que te haya gustado. Que mi narración te haya transportado al Valle de Laguart. Al Cavall Verd.

La expulsión de  los moriscos de España, y en concreto de La Marina Alta, puede ser considerado como el primer genocidio de la Era Moderna en Europa. Se produjo tal despoblación que se tuvo que recurrir a la repoblación con mallorquines y aragoneses, pero la ganancia fue de los señores que poseyeron las propiedades de los expulsados.

Esta es una historia intemporal,  porque, pasen los siglos que pasen, se repite. Los desplazamientos humanos, por expulsiones, por guerras, por invasiones, por grandes catástrofes (hambrunas, o por mejorar su vida), por la religión o cualquier otro tipo.

Antes de escribir esta colaboración he subido a la montaña del Cavall Verd, he caminado por las rutas señaladas y me he salido de ellas. He hecho fotografías y un video. He intentado revivir, y hacer sentir al lector los sentimientos que se produce con esa huida hacia arriba, de ancianos, mujeres y niños. La pérdida de su casa, su tierra, los animales de corral, y quizás alguno estuvo en la necesidad de vender un hijo o una hija.

Me gusta acompañar a mis narraciones, con fotografías relacionadas con el tema del que se trata. Quería también, en esta narración, mostrar a los moriscos subiendo a la escarpada montaña agarrándose a los huecos de las piedras. De las gentes inánimes por el asedio y la sed. De las mujeres abrazadas a sus hijas saltando al vacío.

No, no hay fotos, pero si me lo permiten, yo se las pongo. Han pasado cuatro siglos y no ha cambiado nada. Solo las ropas de las personas delatan que no son de aquel tiempo.


La historia se repite, se repite y se repite. Y quienes sufren son los pobres, los débiles, los ancianos, las mujeres y sus niños. Nada ha cambiado, ni moriscos, ni centroafricanos, ni sirios, ni gitanos  ….

Y nosotros, tan cómodos, creídos de que estamos libres de que nuestra suerte nunca cambiara.


Vicent Ibañez i Mas
Benissa, Mayo de 2016

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Para redactar este articulo visite el Cavall Verd, podéis ver el vídeo que encabeza este escrito

I no vino el Caballo Verde”, i también se puede ver en mi canal de You Tube: https://www.youatube.com/user/vibanezm

El album de fotos titulado  “Vall de Laguart – Cavall Verd”, se puede ver en mi canal de Flickr:  https://www.flickr.com/photos/vibanezm/albums

He leído:

         Del Comptat a La Marina Alta por dos valles repletos de historia.  valenciaplaza – 19.08.2011
-        La leyenda del Caballo Verde. Información.es - 27.04.2010
-        La masacre del Cavall Vert.  El Pais- 12.04.2009
     Expulsión de los moriscos – Wikipedia.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Pues a mi esto de los moros y cristianos me da grima, parece una tontadita entre cristianos buenos y moros buenos. Y no es así, los moros tienen el paraíso matando cristianos, la chorradita pueblerina ignora la realidad. Dejad ya esa mandanga para lucimiento de garrulos.

Vicent Ibañez Mas dijo...

No se exactamente que quieres decir, amigo. ¿Que las fiestas de Moros i Cristianos se deberian de eliminar?. ¿Quienes son los garrulos?.¿Es así, matando cristianos como se ganan el Paraiso?. Creo, primero, que nuestra vida no puede estar mediatizada por un grupo, mas o menos numeroso de fanaticos. Segundo, respeto a los que celebran, participan, ven, o no les gusta la fiesta. Garrulos los hay en cada una de las opciones anteriores, desgraciadamente. Y por último, al Paraiso de los musulmanes se parece mucho al Paraiso de los cristianos. Por, o en nombre del dios de cada uno se han realizado las mayores atrocidades. Y si analizamos bien, el dios es la escusa, la religion es el camelo que se utiliza. En estos momentos, aun, hay una multitud de paises atrancados en lo que llamariamos la Edad Media. Así la actitud de sus ciudanos es una cuestion de explotación, de abuso, de incultura, y más, en porovecho de sus dirigentes, que son titeres del primer mundo. ¿Como no van a creer en aquello que les sacara de la miseria?. En el articulo objeto de su comentario, en resumen, he dicho que, los señores se aprovecharon de los pobres y en nombre de un dios. Y que cualquier religion ha provocado sangre y horror, beneficiandose siempre, el poderoso.