Artículo publicado en el libro de fiestas de Moros y Cristianos de Benissa - 2016
“Y
no vino el caballo verde.”
Pedro
Nebot empezó la anhelada reforma de la casa que sus abuelos heredaron de su tía
Blanca. La casa estaba situada bajo el Collado
de la Garga. La tranquilidad que se respira y las vistas que se aprecian le
conferían un especial motivo para dedicarla al turismo de montaña. Su padre
nunca invirtió nada en su mantenimiento, por lo que la casa, más bien era una
ruina.
Se decidió, la adecuaría y
le daría un aire antiguo, con baldosas de barro, vigas de madera toscamente
trabajada y paredes piedra-vista en el interior …. Por supuesto que no la privaría de las
comodidades de los tiempos actuales: calefacción, aire acondicionado, puertas y
ventanas herméticas, wiffi. Después
haría los trámites para incluirla dentro de
la red de casas rurales de la Marina Alta.
Su vida la dedicaba al campo,
había heredado unas buenas tierras con olivares, almendros, algarrobos y una
huerta a los pies de la fuente de Vernissa. Todo ello y unos cuantos animales
de corral, le daba suficiente para vivir.
De vez en cuando, para salir
un poco de su círculo rutinario, hacia algún jornal de peón de albañil. Y con
ese aprendizaje y su innata habilidad, estaba dispuesto y se atrevía a reformar
la casa de la tía Blanca.
Primero,
empezó por sanear y dejar aquello que estaba consolidado. Al recortar la
argamasa suelta que rejuntaba las piedras de la pared que dá al éste, su
picoleta se hundió en un hueco. Escarbó, no era más que una hornacina que había
sido tapiada. Mientras retiraba las piedras, ampliando el hueco, pensó que
cualquier oquedad era aprovechable. Retirando todo el escombro, sus dedos
tropezaron con una cajita metálica. La retiro con precaución, le quito el polvo
y, si no se equivocaba, aquello era oro. En la parte superior, tenía grabadas
las iniciales Z.Al-M.
Al abrirla, le sorprendió. Había
un pliego de hojas amarillentas, con una caligrafía endiablada. La cajita prometía
contener joyas o gemas. Pedro, poco versado en letras, curioseo e intentó
descifrar que decía, por si contenía algún mensaje que descubriera algún
tesoro, pero nada pudo aclarar.
Al día siguiente, me llamó: ¿Estarías dispuesto a traducir unos papeles?.
Son un galimatías de letras.
Me puse manos a obra. Con no
pocas dificultades, pues la caligrafía era de una persona, que aun con una
educación escolar básica, indudablemente sufría un perceptible temblor.
Concluí que el manuscrito
decía lo siguiente:
Me llamo Blanca Nebot Morales, y tengo 88 años. Hasta los
8 años me llamaba Zahraa Al-Mellini, soy hija de Ahmed
Sequien Al-Mellini, el Rey de los moriscos de Vall de Laguart.
Desde los 8
años debo mis apellidos a una morisca, y a un cristiano viejo. Francisco Nebot,
mi padre adoptivo era un hombre de toda
confianza de Francisco
Gómez de Sandoval, marqués de Denia y duque de Lerma, valido del Rey Felipe III de
España.
Por su probada honradez le encomendó el control y supervisión de sus
propiedades y del gran número de moriscos del que era señor, en los
Valles de
Laguart y del Pop.
Mi padre, el adoptivo, me conto, al día de mi 15 cumpleaños, mi procedencia
y la necesidad de mantenerla en secreto. Durante los días siguientes me
desgrano los motivos por los que su Señor, el marqués de Denia y el Rey Felipe III decidieron, por fin, la
expulsión, y los hechos acaecidos, de los cuales yo recordaba cuatro o cinco
visiones, como fogonazos de arcabuz.
Ahora, que mi cabeza, a pesar de mi edad, esta lúcida, no me resisto a dejar
en el olvido lo que viví. Una parte me la contó mi padre adoptivo, la otra, la
más sanguinaria, la viví yo. Lo que a
continuación cuento, fue lo que sucedió en los días más aciagos y vergonzosos
que mancharon de rojo mi tierra y mis valles, los de la Marina Alta.
Oí de pequeña que todo el mal empezó en Granada. Allí, el último de
nuestros reyes consintió el bautismo obligatorio y abrazar la fe cristiana. La
confinación en zonas aparte y cerradas en las poblaciones, las tierras
asignadas eran pobres y solo se les dejaba
practicar la albañilería, la agricultura, la medicina y algunas ramas de la
artesanía. Se les tenía agotados con el pago de exenciones.
O todo eso se aceptaba o tenían que tomar el camino del exilio.
Contaba mi padre que unos bravos granadinos se rebelaron en las Alpujarras, cosa que puso en guardia a los
señores cristianos, los cuales consideraban si no seríamos los moriscos la
quinta columna de los piratas berberiscos, los cuales asolaban continuamente
toda la costa mediterránea.
En la corte del Rey había presiones para que se procediera a la expulsión por el peligro que entrañábamos. Otras voces
apoyaban que se prosiguiera la evangelización, pero con sacerdotes y religiosos
doctos y ejemplares, porque era notorio que por no serlo los que hasta ahora lo
habían ocupado, no habían conseguido la
integración.
El dia 22 de
septiembre de 1609, en cada uno de los pueblos de la Marina Alta unos enviados
reales, leen en las plazas, la increíble orden real: en tres días teníamos que
presentarnos en algún puerto como el de Denia o Xàbia.
Solo podíamos llevar aquellos bienes que con nuestras manos pudiéramos
arrastrar, y amenazaba con la pena de muerte a aquellos que escondiéramos o
destruyéramos el resto, ya que el Rey, ordenaba que las propiedades y muebles
que no pudiéramos llevar con nosotros, quedaran en propiedad de los señores de
los fuéramos vasallos.
Una vez que se fue haciendo efectiva la expulsión en distinto lugares del
reino. Fueron tomando conciencia de que la realidad se imponía, y que la expulsión
era real y efectiva. Cuando comprendieron que iban a quedar sin nada, que tan
solo podían llevarse lo que pudieran
transportar con sus manos. Que sus casas, tierras, animales y demás propiedades
serian confiscados. Y que iban a parar a un territorio desconocido y
hostil, pues no eran bien
recibidos, y sin un futuro claro, entonces
se produjo un movimiento imparable.
Los alfaquíes, Pollopi y Borom, reverenciados por las gentes, predicaban la
magia de la que estaba protegido el Valle de Laguart. Los cristianos nunca
podrían atacarnos a los moriscos, puesto que si llegaban armados, inmediatamente
quedarían cegados y perderían la vista, por lo que los arcabuzazos no harían
blanco. Y mientras los cristianos estaban cegados, vendría en su amparo un caballo verde. En la sierra se hallaba
hundido un guerreo y su corcel, porque, siglos antes, luchando contra el
ejército del rey don Jaime, un gigante y poderoso guerrero llamado Alfatami
había caído allí con su caballo de color verde, quedando ambos sepultados. Pero
que, llegado el momento, guerrero y corcel se levantarían para defendernos a
los moriscos de los cristianos, si éstos se atrevían a volver a invadir el
valle.
A mediados
de noviembre de 1609, un elevado número de hombres, mujeres y niños,
provenientes de medio centenar de lugares distintos, se concentraron en el
valle, confiados en la protección del Cavall Verd, y se aprestaron a resistir
con las escasas armas que tenían. Mi padre y yo, dejamos Confrides donde
teníamos una mísera vivienda. Sobrevivíamos de los trabajos de temporada que
realizaba mi padre, molinero y esquilador. Así junto a los del valle de
Guadalest, nos desplazamos a reunirnos con los demás.
Ante tal multitud, éramos unos veinte mil, acampados en la Vall de Laguart,
y la falta de una mínima organización, los hombres mas destacados nombraron y
proclamaron a un caudillo (dándole nombre de Rey) y este fue Gerónimo Millini,
mi padre, quien por aquellas fechas tendría unos 50 años. Conscientes de la
pobreza del armamento que poseían, hondas, piedras y alguna ballesta, mi padre se
afanó en movilizar a la fortificar el Valle de Laguart y poner en orden en la
gente. Nombró, de los provenientes de cada valle, un capitán, un alférez y sargento.
Se repartían los puestos de defensa a los hombres con experiencia de guerra que, entre los veinte mil, no llegaban a ocho mil. El recuento del arsenal dio como resultado: quinientas bocas de fuego, casi todas pedreñales, pistolas y escopetas: y dos mosquetes, con unos pocos arcabuces. Tenían un experto en el trabajo de la pólvora; pero hacia la pólvora tan recia, que reventaba los cañones, los cuales remendaba un cerrajero aragonés que estaba con ellos.
No se cumplió la profecía, los acampados en el Valle de Laguar, no se
hicieron invisibles y se enfrentaron a cinco mil soldados. El resultado de
aquel combate desigual fue evidente: el ejército masacró a miles de moriscos, unos fuimos a
buscar refugió en los escarpados riscos del Cavall Verd. Arrastrando lo poco
que cada uno llevaba. Las mujeres, viejos y niños, con las manos
ensangrentadas, agarrándose
a las aliagas o en los huecos de las peñas, en una huida desesperada hacia lo alto. Allí, durante unos días esperando en vano el milagro que nos salvara. Por fin, el ejército consiguió que 11.000 moriscos se rindieran el 29 de noviembre de 1609 en el Cavall Verd, algunas madres preferían despeñarse con sus hijas por los barrancos antes que caer en manos de los cristianos. Los que sobrevivieron llegaron a tan increíble miseria que no sólo los padres por hambre daban sus hijos a los cristianos que conocían, más aún, los vendían a los soldados extranjeros por un trozo de pan y por un puñado de higos. Por los caminos los llevaban medio arrastrando a los puertos de Denia y Xàbia, les robaban, les quitaban los hijos, violaban a las mujeres, les despojaban de la ropa con que vestían; y llegaban tan desvalijados, que unos medio desnudos y otros desnudos del todo, y si no llegaban muertos antes, se arrojaban al mar por llegar a embarcarse...
a las aliagas o en los huecos de las peñas, en una huida desesperada hacia lo alto. Allí, durante unos días esperando en vano el milagro que nos salvara. Por fin, el ejército consiguió que 11.000 moriscos se rindieran el 29 de noviembre de 1609 en el Cavall Verd, algunas madres preferían despeñarse con sus hijas por los barrancos antes que caer en manos de los cristianos. Los que sobrevivieron llegaron a tan increíble miseria que no sólo los padres por hambre daban sus hijos a los cristianos que conocían, más aún, los vendían a los soldados extranjeros por un trozo de pan y por un puñado de higos. Por los caminos los llevaban medio arrastrando a los puertos de Denia y Xàbia, les robaban, les quitaban los hijos, violaban a las mujeres, les despojaban de la ropa con que vestían; y llegaban tan desvalijados, que unos medio desnudos y otros desnudos del todo, y si no llegaban muertos antes, se arrojaban al mar por llegar a embarcarse...
Recuerdo las
últimas palabras de mi padre, antes de morir a los pies del tercer peñón.
Estaba defendiendo un paso para que los niños y las mujeres pudieran huir, cundo
hubieron pasado todos me dijo: Tú no te muevas de aquí. Recuerda nuestro juego
favorito. Siempre ganabas. Tiéndete, tapate medio cuerpo y no te muevas, ni
respires, hasta que solo oigas por el día las cigarras, o por la noche los
grillos.
La visión era terrorífica, había cientos de cuerpos ensangrentados,
troceados, muertos, todos muertos. Muchos muertos.
Allí solo estaba yo y el Cavall Vert,
que para desgracia de todos no se había levantado.
Como alma en pena deambule no sé cuánto tiempo. Ni se cómo aparecí en casa
de mi padre adoptivo.
Hasta que mi viejo cuerpo de 73 años aguantó, subía cada domingo, y recorría la cresta de la montaña desde el “Collado de la Garga”, hasta el primer peñón del “Cavall Verd”. En cada peñón o punta de la cresta, unas carrascas, luchaban, y lo hacen aun, por mantenerse vivas. Y entonces recordaba que allí amontonaron después los cadáveres de los millares de muertos que aquellos días sembraron la montaña.
Las carrascas
se alimentan pues, de los muertos, dándoles vida. Y por la tortuosa senda, se
entrecruzan zonas donde grandes piedras rectangulares y pulidas, se asemejan a
lapidas funerarias sin nombre. Las
mujeres no murieron en lo alto, si no fueron apresadas antes, se despeñaron, y
lo hacían abrazadas a sus hijas, si las tenían, antes de caer en manos de la
soldadesca.
Y el Cavall Vert no se levantó.
En nombre de mi Ala o en nombre de mi Dios, el de los cristianos, se ha
derramado mucha sangre inocente.
Dios nos perdone.
EPILOGO:
Amigo lector
si has llegado hasta aquí, te lo agradezco, la narración que acabas de leer,
puede que te haya gustado. Que mi narración te haya transportado al Valle de
Laguart. Al Cavall Verd.
La expulsión
de los moriscos de España, y en concreto
de La Marina Alta, puede ser considerado como el primer genocidio de la Era
Moderna en Europa. Se produjo tal despoblación que se tuvo que recurrir a la repoblación
con mallorquines y aragoneses, pero la ganancia fue de los señores que
poseyeron las propiedades de los expulsados.
Esta es una historia
intemporal, porque, pasen los siglos que
pasen, se repite. Los desplazamientos humanos, por expulsiones, por guerras, por
invasiones, por grandes catástrofes (hambrunas, o por mejorar su vida), por la
religión o cualquier otro tipo.
Antes de
escribir esta colaboración he subido a la montaña del Cavall Verd, he caminado
por las rutas señaladas y me he salido de ellas. He hecho fotografías y un
video. He intentado revivir, y hacer sentir al lector los sentimientos que se
produce con esa huida hacia arriba, de ancianos, mujeres y niños. La pérdida de
su casa, su tierra, los animales de corral, y quizás alguno estuvo en la
necesidad de vender un hijo o una hija.
Me gusta
acompañar a mis narraciones, con fotografías relacionadas con el tema del que se
trata. Quería también, en esta narración, mostrar a los moriscos subiendo a la
escarpada montaña agarrándose a los huecos de las piedras. De las gentes
inánimes por el asedio y la sed. De las mujeres abrazadas a sus hijas saltando
al vacío.
No, no hay
fotos, pero si me lo permiten, yo se las pongo. Han pasado cuatro siglos y no
ha cambiado nada. Solo las ropas de las personas delatan que no son de aquel
tiempo.
La historia
se repite, se repite y se repite. Y quienes sufren son los pobres, los débiles,
los ancianos, las mujeres y sus niños. Nada ha cambiado, ni moriscos, ni
centroafricanos, ni sirios, ni gitanos
….
Y nosotros,
tan cómodos, creídos de que estamos libres de que nuestra suerte nunca cambiara.
Vicent
Ibañez i Mas
Benissa,
Mayo de 2016
-----------
Para redactar este articulo visite el Cavall Verd, podéis ver el vídeo que encabeza este escrito
“I no vino el Caballo Verde”, i también se puede ver en mi canal de You Tube: https://www.youatube.com/user/vibanezm
“I no vino el Caballo Verde”, i también se puede ver en mi canal de You Tube: https://www.youatube.com/user/vibanezm
El album de fotos titulado “Vall de Laguart – Cavall Verd”, se puede ver en mi canal de Flickr: https://www.flickr.com/photos/vibanezm/albums
He leído:
He leído:
Del Comptat a La Marina Alta por dos valles repletos de historia. valenciaplaza – 19.08.2011
-
La leyenda del Caballo Verde. Información.es - 27.04.2010
-
La masacre del Cavall Vert. El Pais- 12.04.2009
Expulsión de los moriscos – Wikipedia.
Expulsión de los moriscos – Wikipedia.
2 comentarios:
Pues a mi esto de los moros y cristianos me da grima, parece una tontadita entre cristianos buenos y moros buenos. Y no es así, los moros tienen el paraíso matando cristianos, la chorradita pueblerina ignora la realidad. Dejad ya esa mandanga para lucimiento de garrulos.
No se exactamente que quieres decir, amigo. ¿Que las fiestas de Moros i Cristianos se deberian de eliminar?. ¿Quienes son los garrulos?.¿Es así, matando cristianos como se ganan el Paraiso?. Creo, primero, que nuestra vida no puede estar mediatizada por un grupo, mas o menos numeroso de fanaticos. Segundo, respeto a los que celebran, participan, ven, o no les gusta la fiesta. Garrulos los hay en cada una de las opciones anteriores, desgraciadamente. Y por último, al Paraiso de los musulmanes se parece mucho al Paraiso de los cristianos. Por, o en nombre del dios de cada uno se han realizado las mayores atrocidades. Y si analizamos bien, el dios es la escusa, la religion es el camelo que se utiliza. En estos momentos, aun, hay una multitud de paises atrancados en lo que llamariamos la Edad Media. Así la actitud de sus ciudanos es una cuestion de explotación, de abuso, de incultura, y más, en porovecho de sus dirigentes, que son titeres del primer mundo. ¿Como no van a creer en aquello que les sacara de la miseria?. En el articulo objeto de su comentario, en resumen, he dicho que, los señores se aprovecharon de los pobres y en nombre de un dios. Y que cualquier religion ha provocado sangre y horror, beneficiandose siempre, el poderoso.
Publicar un comentario