«Gracias a la libertad de expresión hoy es posible decir que un gobernante es un inútil, sin que nos pase nada. Al gobernante tampoco».

Jaume Perich (1941-1995). Escritor y humorista

sábado, 19 de marzo de 2016

¿Quien me felicitara por el Dia del Padre?.



El Día del Padre está reconocido como Día Internacional, y aunque la mayoría lo celebran el tercer domingo de junio, no tiene una fecha concreta para todos los países y no todos tienen el mismo título.

A modo de ejemplo citare tres países bien  conocidos: 


Estados Unidos el tercer domingo de junio.

Brasil el segundo domingo de agosto.

Australia el primer domingo de septiembre.


En España fue José Fernández Rodríguez, Director Gerente de Galerías Preciados (para los más jóvenes, el competidor en los ´70 y ´80 del siglo pasado, de El Corte Ingles), el que en 1953 se convirtió en el propagandista de la idea que en 1948, Nely (Manuela Vicente Ferrero), concibió para  celebrar un día festivo para agasajar a los padres de sus alumnas. Más tarde se sumó Ramón Areces Director Gerente de El Corte Ingles  y futuro propietario de Galerías Preciados.


El Día del Padre pues, es una fiesta, en España, con unos principios comerciales. Un reclamo bien colocado entre el consumismo de la Navidad y las posteriores rebajas y el Día de la Madre.


Casi todos los días del año están declarados días internacionales de algo, algunos de ellos con unos objetivos muy interesantes y loables y necesitados de potenciar, de los que se pasa sin pena ni gloria,  todo porque no venden.


Voy a centrarme en el significado de PADRE, porque ya me empiezo a ir por las ramas.


Nuestra cultura judeo-cristiana, da a las figuras del padre y de la madre una relevancia especial. Véase que uno de los mandamientos grabados en las tablas con las que Moisés bajó del monte Sinaí, decía:

Honra a tu padre y a tu madre, como Yahvé tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Yahvé tu Dios te da.”


Y me dirán: “Yo no soy ni católico, ni cristiano, ni creo en Cristo que lo fundo”. “A que me viene este con el cuarto mandamiento?”.


Bien, olvidémonos de la religión, de Yahvé, del Papa y las tablas de Moisés. Te propongo, amigo que me lees, que opines en un comentario a esta entrada, y digas si son razonables las siguientes propuestas:


Los hijos:

-        Respeto filial para con los padres, que también engloba las relaciones entre hermanos y hermanas.

-        Gratitud.

-        Obediencia a los padres mientras el hijo/a viva en su casa y cuando es para su bien o para el bien de la familia, excepto cuando la obediencia exige que el hijo/a haga algo moralmente equivocado.

-        Cuando los hijos sean grandes y los padres ancianos, ofrecer, si fuera necesario, apoyo  material y apoyo moral a sus padres envejecidos, especialmente en tiempos de enfermedad, de soledad, desánimo e incapacidad.

-        No negar o renegar de los padres.


A los padres:


-        Proveer y cubrir durante el tiempo de minoría de edad, de las necesidades para su bienestar.  Dar educación moral y formación cívica  a los hijos.

-        Respeto a los hijos como a semejantes y como personas humanas.

-        Disciplina adecuada para los hijos, pero teniendo el cuidado de ser justo.

-        Aconsejar, no presionar para escoger una determinada profesión, opción,  cónyuge, etc.

-        Ser un buen ejemplo para sus hijos.

-        Reconocer los propios defectos delante de sus hijos para orientarlos y corregirlos.


Dime si te parecen razonables. 


Los ancianos, hoy, y gracias al sistema de pensiones, son en la mayoría de los casos, suficientes. Pero hay un grupo muy elevado, a los que se les llama dependientes, que necesita que los poderes públicos les ofrezcan, aquello que los que pueden no asumen, o no les da la gana poder asumir.

No hace mucho, los ancianos vivían con sus hijos, y dependían de ellos, porque carecían de una pensión. Hace menos, los hijos vivían con sus padres porque no les llegaba a fin de mes el subsidio de desempleo.


Yo, que soy hijo y padre, pienso en la diferencia que los tiempos han ocasionado de unos a los otros.

Mis padres, cuando fue el tiempo se ocuparon de  sus  mayores, al mismo tiempo que se ocupaban  de nosotros, sus hijos. Mi padre echaba 12 horas de trabajo cada día. Pocos caprichos nos podía ofrecer, pero si, alimentación, vestido, estudios, ejemplo .,…


Mis hermanos y yo, hoy nos ocupamos de nuestros padres, ante todo por gratitud y por el ejemplo recibido.


En cambio, mis hijos compraran, y no será a mí, un perfume en Druny, una cartera de Hugo Boss, un pañuelo de Emidio Tucci en El Corte Ingles o regalos de más fuste, como un crucero  por el Mar Menor, o un amarre en Puerto Banus, o cualquier otro regalo de precio desorbitado, dándole la razón de ser a la celebración, y con el objetivo para el que se instituyeron, con ello creerán demostrar su amor perpetuo.

Desde hace algún  tiempo vengo conociendo casos increíbles. Hay hijos que deben todo a su padre, pero las circunstancias de la vida, sacan a relucir una saña especial contra el progenitor y olvidan al padre de sus primeros 25 años. Otros creen poder borran las huellas del ADN en forma de cambio de apellidos. Otros niegan el acceso a un hijo autista o a conocer a una nieta o biznieta. Otros participan del macabro juego de inventar mentiras y oprobios. Otros practican la tortura psíquica con el padre enfermo. Otros se declaran imparciales y se dedican a buscar como despojar de los medios de subsistencia al padre.


Y el padre, ante tanta saña,  pensara que no cumplió como tal.


Yo, por lo tanto, visto lo visto,  de mi me ocupare yo.  


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