«Gracias a la libertad de expresión hoy es posible decir que un gobernante es un inútil, sin que nos pase nada. Al gobernante tampoco».

Jaume Perich (1941-1995). Escritor y humorista

miércoles, 8 de junio de 2016

Cuidados paliativos.


Creo que es de mi amigo y compañero Sebastián Ronda, de quien empecé a oír la palabra “paliativos”. No recuerdo en mi época de estudiante o en mis lecturas, haber topado con tal palabra, o sería que esta no se aplicaba en medicina. Por lo anterior, creo que la palabra, relacionándola con la medicina, es relativamente nueva.
 
Me pica la curiosidad y busco sobre el tema. Y me encuentro que “La filosofía de los cuidados paliativos comenzó en Londres en los años 1970 y rápidamente se extendió, primero por el mundo anglosajón, y luego por Europa y otros países.”

¿Y en relación a la medicina, cuál es su definición?.  

La medicina paliativa es la especilidad médica que se ocupa de la atención de los enfermos terminales. Los cuidados paliativos incluyen los tratamientos medicos y farmacologicos y las atenciones de un equipo interdisciplinar: psicologia, enfermeria, sociales, de terapia ocupacional y pstorales. Los cuidados paliativos no adelantan ni retrasan la muerte, sino que constituyen un verdadero sistema de apoyo y soporte integral para el paciente y su familia.

Y los objetivos del cuidado paliativo son:
  • Control del dolor y otros síntomas
  • Asistencia personalizada e integral del paciente
  • Soporte de la familia
  • Soporte del propio equipo asistencial
  • Mejorar la calidad de vida, no solo del paciente, sino también de sus familiares y/o cuidadores
Estoy  en la habitación B336, en penumbra. Duerme sosegado. La ansiedad, la inquietud, el malestar, lo han arrinconado en algún pliegue de su cerebro los líquidos incoloros de unas bolsas, que gota a gota penetran es su vena. El brazo está negro de tanto pinchazo, de tanto derrame. Por la mañana cuando veo la extracción de sangre, tanto tubo para análisis, pienso que si tiene anemia, yo sé cuál es el motivo, no hace falta que la analicen. La poca que tiene se la llevan cada día.

Queremos irnos a casa. 

Muy bien, van a organizarlo y mañana o pasado nos vamos.

El equipo de la Unidad de Hospitalización a Domicilio suplirá la atención en el hospital.
Se remueve, me acerco y observo sus manos machadas y huesudas. Sus manos grandes, sus manos de artista ebanista y de labriego aficionado. Miro mis manos, son más grandes que las suyas. Miro su cara, veo a mi abuelo Vicente. De los pocos recuerdos que uno pueda tener de cuando era un niño de 6 años, el de mi abuelo es uno.

Abre los ojos, sus ojos azules, como los de mi abuela Ángela, y de los que yo he heredado, aunque de un azul más desteñido.  

Le cuento, mañana o pasado nos vamos a casa. Una mueca, no sé cómo tomarla. Interpreto que ve pros y contras. Su lucidez es completa, y cavila. Cavila demasiado.

La decisión está tomada. No hay disensos. En casa le espera todo lo necesario para atenderle. Todo lo que precise. Lo que haga falta. 

Y todos los que en aquella casa hemos sido protegidos con el trabajo  de aquellas manos tan grandes, hoy manchadas, huesudas y ahora más pequeñas que las mías, todos, estamos preparados para apoyarle en su desvalimiento. Para levantarlo, como nos levantaba él. Ayudarlo a dar los pasos, como los de su mano dimos. A arroparlo con nuestro cariño, y acompañarlo en su camino, sosegadamente, y con las caricias y palabras que seguro tuvo para con nosotros, cuando, tan desvalidos nacimos.

Paliar: Calmar o hacer menos intenso algo negativo, como una pena, un dolor ….
           

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