He guardado silencio hasta ahora, y lo seguiré guardando.
No quiero opinar, pero sólo el publicar este artículo ya es una toma de
posición.
Quiero expresar mi hartazgo.
Harto de los trapos rojos y gualdos, de las
cuatribarrada, de las estrelladas y la blaveras.
Estoy harto de la independencia, del 1-0 (del que creía
era el resultado de un partido), del "no pasarán", del "Soy
español, español, español", del Parlamento, de Rajoy, de Puigdemón, de la
Sardana y del pasodoble torero. De los Mossos dEsquadra, de la Plaza de Cataluña,
de la Puerta del Sol, de Caixa Bank, del Banco Sabadell (especialmente por
razones personales), de "el Rat Penat", del "Tio Pep y la
estoreta", los descerebrados de una parte y la otra. Del Barca y del Real
Madrid. De la Moncloa y de la Plaza Sant Jaume. De la Moreneta, de la Almudena,
la del Pilar y la del Rosario. Del Cola-Cao, de la escalivada y los callos a la
madrileña. De la Cibeles, el Neptuno y el dedo de Colon. Del puente aéreo y el
AVE.
Harto de políticos despelucados, de políticos satisfechos
de sus panzas gordas y de sus bravatas: De los encorbatados de la calle Génova
y de los banqueros usureros, alimentados con el dinero de los futuros
pensionistas. De los viejos socialistas y los nuevos tan ambiguos. De los que
dicen que podemos y que no pueden mantenerse de acuerdo entre ellos. De los de
color naranja que no se sabe si son carne o pescado. De Marina Salud y del tren
de Denia a Gandia. De la variante de Benissa y de la AP-7.
De los que critican al jugador de fútbol, al equipo, al
entrenador, al presidente, al árbitro, y al vendedor de bufandas, sentados en
el sofá de casa, bebiendo cerveza y a cada rato meandola, rápido, sin acabar
del todo, y sin lavarse las manos meadas por la prisa y por lo encogida que tienen
la cola debido al resultado y siguen, como si nada, metiendo mano a la bolsa de
ganchitos.
Esto harto de nacionalismos, de patriotismos, y de los
borricos que tapan sus defectos y su nula altura de miras. De que no se atienda
por falta de recursos, de los que tiene la culpa otro que no está aquí.
De los que a base de eslóganes, hacen creer que hacen
creer. De los de las ideas pueriles y los de las ideas que hacen aguas.
Harto de los que dividen y no unen.
Estoy harto de que nos quejemos de todo y no hacemos
nada.
Estoy harto, tan harto, que no quiero comer más.
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