El mes de Agosto se despidió con un aguacero, corto, pero intenso. Un verano raro. No por el chaparrón, que ya tardaba, siempre hay uno por estas fechas, si no por los cambios en nuestras diarias costumbres.
Pero, en fin, estamos molestos por esa imposición de la naturaleza, aunque somos cómplices necesarios de la existencia de la pandemia. Y molestos por las imposiciones de la autoridad competente.
Mi generación aún responde a las advertencias y restricciones, algunos remugando, pero cumpliendo. Me pregunto si no sera porque están o casi están, en el grupo de riesgo.
Me quiero referir a aquellos,algunos, que se rebelan y hacen caso omiso.
A la generación que hemos criado, no supimos poner reglas y barreras. Lo que a nosotros nos impusieron, "porque sí", nosotros lo quisimos razonar con nuestros hijos. Y para nuestra desesperación comprobamos que los razonamientos en cierto tramo de edad sólo crean distanciamientos (a nosotros nos pasó, y recibimos por ello premios sonoros y dolorosos), Ni tanto ni tan poco.
No. No reprimir, pero sí enseñarles el valor del orden y la disciplina. El respeto y escucha a nuestros mayores. En su experiencia se guarda gran cantidad de soluciones. Creo que empezamos nosotros con la aplicación de soluciones de libro, arrinconado la tisana de la abuela. O los empastes de la sanadora, que lo era por herencia familiar o por vocación y no por interés económico.
Hoy lamentamos no tener aquellas o aquellos remedios que abandonamos por productos químicos de rápido efecto, pero de inciertos efectos secundarios.
Y así también abandonamos a nuestros mayores en residencias de esplendidas paredes de imitación al mármol y de dudosa humanidad tras ellas. Esta crisis ha confirmado que el lucro era la causa principal de su existencia.
Y si no cambia la moda, dentro de poco saborearemos las mieles de esas casas de retiro, donde quien nos dará la mano y nos acompañará al water, con más o menos ternura, lo será por dinero y no por el desveló y amor que tuvimos en una época no lejana, en su niñez.
Y no será lo mismo. Intuyo.
Vicent Ibañez Mas
Septiembre de 2020
vibanezmas@gmail.com
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