En 2005 |
Este año celebro mi entrada en el selecto circulo, de los que no
se sabe porque, estamos afectados de una enfermedad neurodegenerativa,
invalidante e incurable.
La Enfermedad de Parkinson
afecta entre el 1 y el 1,5% de la población. Antes de los cuarenta años,
la EP aunque excepcional, va en aumento. La incidencia de esta enfermedad
empieza a aumentar a partir de los cincuenta años
Aquel 5
de diciembre de 2005, después de dos angustiosos meses de pruebas y análisis, recibí
la sentencia, después de examinadas las pruebas y escuchada mi declaración.
La sentencia podría haber
sido, pena de muerte, cadena perpetua o 10 años y un día. La naturaleza
constituida en jurado, benévola conmigo, decidió que era merecedor de la cadena
perpetúa.
Desde aquel día, llevo
encadenada a mi pierna izquierda la bola de reo, la cual potencia la lentitud, la
parálisis, o una aparente indecisión temblorosa en cualquiera de mis actos.
Mirando atrás, me detengo
en cada uno de los cambios que se han producido desde entonces. El vuelco que
ha dado mi anterior apacible y rutinaria vida.
Son tales los cambios que,
pienso yo, si no fuera por mi aceptación desde el primer momento, hoy psicológicamente
estaría hundido.
Mi curiosidad e interés
por conocer a otros con mi misma enfermedad, como viven, como la
rechazaban, como confían en el descubrimiento de la vacuna ... conocer que síntomas
sentía cada uno de ellos. Sí, esa curiosidad y convivir con algunos de ellos me
dieron ejemplo de como debería llevar mi vida. Desgraciadamente, uno no es en
que dirige el barco de la vida, el oleaje, las tormentas ...... los
imponderables, a veces, desvían el rumbo.
La situación puede superar
a la marinería, a los familiares, a los amigos, a todos aquellos que no
comprenden nuestro comportamiento, el cual sin duda cambia, sea por voluntad
propia o por efectos secundarios de la medicación. Se pierden, abandonan,
rompen.
Y te ves celebrando, junto
a otros, con parecidos síntomas y problemas el aniversario de James Parkinson,
neurólogo británico que en 1817 descubrió lo que en aquel tiempo llamó
parálisis agitante y que hoy conocemos como enfermedad de Parkinson, declarado
por la Organización Mundial de la Salud, el 11 de abril, Día Mundial del
Párkinson.