FELICIDADES, MADRE.

La veo mirando fija hacia mas allá, con los ojos sin parpadear, también miro hacia esta dirección y no hay indicio de lo que mira. Nada concreto.

De repente, de una boca en silencio casi todo el día, salen palabras incongruentes.

En un momento se aclara, baja de su nube psicodélico, y se pregunta, ¿que día es hoy?. Y ella misma se contesta.

Martes 15.

En cada momento pregunta qué hora es. No hay reloj para sus ojos.Ve poco y mal. 

Sí. La pregunta tiene sentido. Lleva en cuenta el horario de la toma de las pastillas y de las gotas de las 11, de las 12.00, las 13.00, las 18.00, las 19.00, las 20.00 y las de la cena. Si no fuera por ella y las campanas del Convento, no se que sería de nosotros. Unos malos cuidadores. A veces, pocas, intento adelantarme, pero ni así. Ella las pide segundos antes.

Hoy, sábado, 18 de julio, cumple 93 años.

Durante los últimos 19 meses he convivido a diario con ella.

De aquella mujer fuerte sólo queda la terquedad de querer hacer lo que siempre ha hecho con facilidad.

- Mama, llama cuando quieras algo.

- Pero si eso yo lo hacía y no necesitaba que nadie viniera detrás de mí.

Está preparada para irse con Jaume. Él se fue hace cuatro años.

Las instrucciones del duelo y posteriores voluntades están dictadas.

Pues no se hable más.

Vamos a celebrar los 93 esta noche. Hasta que el cuerpo aguante. No será mucho por su parte. Nada más llegamos a la fiesta advertirá que no sea muy largo.

Nuestra madre, tan fuerte siempre, necesita ahora de apoyo, y aquí estamos sus cinco hijos para acompañarla hasta cuando Dios quiera.

FELICIDADES, MADRE.